domingo, 15 de noviembre de 2020

"Dichoso el que teme al Señor"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


La liturgia hoy en el mismo contexto de estos últimos domingos antes de concluir el año litúrgico, nos enfrenta a la responsabilidad personal, sobre qué estamos haciendo con los dones recibidos para negociar la vida y dar frutos que hagan el mundo como Dios lo piensa y quiere... Es fácil apropiarse lo que tenemos, y hasta multiplicarlo, sin pensar siquiera para qué he nacido y qué espera este mundo de mi ¡¡no es por ahí!!... el mundo y la vida es un proyecto de Dios ¡¡la vida tiene Dueño!!, también la tuya y la mía... 

Dios ha puesto sus dones en nosotros para que sigan multiplicándose en el tiempo, pero sólo darán fruto, si aportamos nuestra parte al TODO, ya que el proyecto de Dios es común y comunitario... Es importante reconocer que el egoísmo, la codicia. la ambición, son las causas que han generado, y generan, tanto drama, y desde donde seguimos dificultando lo que podría ser tan fácil, como mirar todos al centro, aceptar que venimos todos de donde mismo, y todos somos llamados a trabajar al mismo campo, cada uno según su capacidad, con la misma dignidad, y los mismos derechos y deberes... 

El salmista, nos alza hoy la voz en la liturgia, señalando dónde encontrar bienaventuranza para vivir cada día con sentido la fe, ocupándonos responsablemente de lo que Dios espera recibir de nosotros cuando lleguemos al final del camino...

"Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. 

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. 

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida" (Salmo 127)...


Pidamos la salud y la fe para los enfermos del blog, por intercesión del Beato Tito... Que la confianza sea la enseña de nuestra verdadera identidad, y acojamos la Voluntad de Dios con la certeza de que Dios es fiel, y sus caminos, que están por encima de los nuestros, son seguros y firmes... ¡¡ojalá no abandonemos esta ruta por desconocida!!...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria

4 comentarios:

  1. “DICHOSO EL QUE TEME AL SEÑOR”
    Salmo 127

    Dichoso aquellos que aman al Señor por medio de la caridad, por el amor a sus hijos, porque de forma inevitable llegará el día que se nos juzgará por nuestras obras. No sabemos cuando llegará el momento, pero con seguridad tendremos que enfrentarnos a la misericordia de Dios. Siempre debemos estar alerta, sin esperar nada a cambio, para agradarle.

    A tu compasión y bondad nos acogemos en este blog, Señor. A tu compasión y bondad me acojo, para que escuches mis súplicas. Tú sabes muy bien cuales son, lo que quiero, lo que te pido con una insistencia humilde y cansina, lo que te pedimos todos aquellos que la queremos tanto... Que se haga tu voluntad y no la nuestra... Pero escúchanos, Señor, no nos deje con este desconsuelo, atiende nuestras plegarias, nuestros ruegos y oraciones bañadas en lágrimas. Tú eres todo poderoso y nada hay imposible para Ti. Concédenos lo que te pedimos. Amén

    Me uno en oración a las monjas carmelitas de clausura de la Virgen del Carmen de Villalba del Alcor, por todos y cada uno de los enfermos del blog. Pedimos la intercesión del Beato Tito Brandsma.

    Espíritu Santo, Dios verdadero, guíanos al corazón del Padre, lleva nuestras oraciones y suplicas a lo más profundo de su voluntad; se centro y limite de nuestra comunión de los Santos, forma parte de nuestros sufrimientos, comprende nuestros anhelos para aquellos que amamos con toda nuestra alma y que sufren por su enfermedad. Derrama tus dones sobre nosotros y recoge para el Señor los frutos de nuestro amor por Él y la Virgen María.

    Pedimos insistentemente por aquellos que más lo necesitan en estos momentos y por sus familias, para que Nuestro Señor los proteja y ayude. Señor, grande son tus obras, nada comparable a la necesidad que tenemos de tu amparo. No abandones a nuestros enfermos. Amén

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  2. Hoy nos encontramos en el XXXIII domingo de tiempo ordinario y el evangelio nos insta a que multipliquemos los talentos recibidos y a que desarrollemos las capacidades y los dones que se nos han concedido en pos del beneficio común.

    Es cierto que no todos hemos recibido el mismo número de “talentos”, ni el mismo número de dones. Unos han sido bendecidos un con un mayor número y otros con un número inferior, en función de la capacidad de cada uno. Pero la importancia reside no en el número de talentos que recibimos sino en el uso que realizamos de ellos. Es de negligentes, como dice hoy el evangelio, guardarlos sólo para nosotros y esconderlo bajo tierra. Es de holgazán no intentar multiplicarlos en el beneficio común.

    Los talentos de los que hoy habla en evangelio me recuerda a los carismas que San Pablo menciona en sus escritos. No todos recibimos el mismo carisma. Unos son bendecidos con un tipo de carisma y otros con otros carismas totalmente diferentes. Lo importante de todo esto es que todos esos carismas son necesarios para la comunidad y la riqueza reside en la puesta en común de todos ellos.

    En el evangelio de hoy se nos insta a no tener miedo, como el siervo negligente que esconde en tierra el talento recibido. Se nos pide que multipliquemos en la medida de nuestras posibilidades los talentos que hemos recibido y con los que hemos sido bendecidos. Se nos pide que tengamos una actitud activa en nuestra comunidad y que con esta actitud seamos capaces de ofrecer lo mejor de lo que hemos recibido y seamos incluso capaz de multiplicarlo. Se nos pide que seamos capaces de sembrar y esparcir, porque sólo con esta actitud podremos recoger y multiplicar los “talentos”, los “dones” o los “carismas” con los que hemos sido bendecidos.

    Pero ¿cuál es realmente nuestra actitud?. ¿Actuamos activamente como estos siervos que son capaces de multiplicar lo que han recibido? ¿O somos como el siervo que temeroso sólo se limita a esconder bajo tierra lo recibido y mantiene una actitud totalmente pasiva?. ¿Vamos sembrando con nuestra actitud la semilla de todos los dones que hemos recibido o nos dedicamos única y exclusivamente a guardarla bajo tierra sólo para nosotros?.

    Seamos capaces de sembrar y multiplicar todos los talentos recibidos, mantengamos una actitud proactiva en nuestra comunidad parroquial ante las necesidades de los más desfavorecidos y ayudemos con la multiplicación de nuestros talentos a construir una comunidad más rica, no en bienes materiales, sino en bienes humanos.

    Y en la multiplicación de estos talentos no nos olvidemos de nuestros enfermos del blog, de su sufrimiento y de su desesperanza ante la enfermedad. Hoy quisiera pedir de una forma muy especial por Carmen y por su padre y por su familia en general, quienes llevan una larga “via dolorosa” recorrida. Que nuestro beato Tito siga intercediendo por todos ellos.

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  3. Hoy nos encontramos en el XXXIII domingo de tiempo ordinario y el evangelio nos insta a que multipliquemos los talentos recibidos y a que desarrollemos las capacidades y los dones que se nos han concedido en pos del beneficio común.

    Es cierto que no todos hemos recibido el mismo número de “talentos”, ni el mismo número de dones. Unos han sido bendecidos un con un mayor número y otros con un número inferior, en función de la capacidad de cada uno. Pero la importancia reside no en el número de talentos que recibimos sino en el uso que realizamos de ellos. Es de negligentes, como dice hoy el evangelio, guardarlos sólo para nosotros y esconderlo bajo tierra. Es de holgazán no intentar multiplicarlos en el beneficio común.

    Los talentos de los que hoy habla en evangelio me recuerda a los carismas que San Pablo menciona en sus escritos. No todos recibimos el mismo carisma. Unos son bendecidos con un tipo de carisma y otros con otros carismas totalmente diferentes. Lo importante de todo esto es que todos esos carismas son necesarios para la comunidad y la riqueza reside en la puesta en común de todos ellos.

    En el evangelio de hoy se nos insta a no tener miedo, como el siervo negligente que esconde en tierra el talento recibido. Se nos pide que multipliquemos en la medida de nuestras posibilidades los talentos que hemos recibido y con los que hemos sido bendecidos. Se nos pide que tengamos una actitud activa en nuestra comunidad y que con esta actitud seamos capaces de ofrecer lo mejor de lo que hemos recibido y seamos incluso capaz de multiplicarlo. Se nos pide que seamos capaces de sembrar y esparcir, porque sólo con esta actitud podremos recoger y multiplicar los “talentos”, los “dones” o los “carismas” con los que hemos sido bendecidos.

    Pero ¿cuál es realmente nuestra actitud?. ¿Actuamos activamente como estos siervos que son capaces de multiplicar lo que han recibido? ¿O somos como el siervo que temeroso sólo se limita a esconder bajo tierra lo recibido y mantiene una actitud totalmente pasiva?. ¿Vamos sembrando con nuestra actitud la semilla de todos los dones que hemos recibido o nos dedicamos única y exclusivamente a guardarla bajo tierra sólo para nosotros?.

    Seamos capaces de sembrar y multiplicar todos los talentos recibidos, mantengamos una actitud proactiva en nuestra comunidad parroquial ante las necesidades de los más desfavorecidos y ayudemos con la multiplicación de nuestros talentos a construir una comunidad más rica, no en bienes materiales, sino en bienes humanos.

    Y en la multiplicación de estos talentos no nos olvidemos de nuestros enfermos del blog, de su sufrimiento y de su desesperanza ante la enfermedad. Hoy quisiera pedir de una forma muy especial por Carmen y por su padre y por su familia en general, quienes llevan una larga “via dolorosa” recorrida. Que nuestro beato Tito siga intercediendo por todos ellos.

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