martes, 25 de julio de 2017

Día 8.- Beato Tito, ruega por nosotros...


El Beato Tito tuvo en gran estima el valor de la amistad y se preció de contar con buenos amigos. Son muchos los testimonios que existen en el Sumario del proceso de beatificación en este sentido. Dado su carácter, era fácil entablar amistad, pero no en el sentido superficial del término, sino realmente llegando a crear un ambiente de honda comunicación y de convivencia. Resulta muy significativo el siguiente dato: el P. Tito vive grandes momentos en la soledad de su celda 577 en Scheveningen; allí escribe páginas hermosísimas, fruto de ese silencio y esa soledad, y a pesar de las circunstancias tan especiales que se daban. De Scheveningen sale hacia el campo de Amersfoort y de allí torna de nuevo a Scheveningen. Esta vez ya no va a aquella celda 577 sino a la 632 y ya no está solo sino acompañado de los dos jóvenes protestantes a los que hemos hecho referencia alguna vez.
El P. Tito les dice: Quiero comunicaros que me es muy grato encontrarme en vuestra compañía. La vez anterior estuve totalmente solo en una celda, pero os aseguro que así, es mucho más agradable...
Pero quizás el testimonio más hermoso e impresionante de su alto sentido de la amistad, lo tenemos en uno de los momentos más dramáticos de su vida: cuando recibe la noticia de que va a ser destinado al Lager de Dachau. Hasta entonces existían algunas esperanzas (permanecer recluido en un convento alemán, la retractación, la mediación de un pariente abogado, etc.), pero tras conocer la sentencia, el P. Tito, que volvía a ser llamado oficialmente con su nombre de pila, Anno Sjoerd, sabía perfectamente cuál era su final. En esos momentos escribe a su familia en estos términos: ...han decidido enviarme al campo de concentración de Dachau, cerca de Munich. Probablemente saldré para allá el sábado próximo. También allí encontraré amigos y Dios está en todas partes... ¡Todo un testamento espiritual!


La vida de la gracia, o la gracia en la vida de un cristiano, genera múltiples efectos, que facilitan, las relaciones, la convivencia, la entrega personal y la caridad para con todos... Dios no pide nada extraño al ser natural del hombre, aunque su Presencia en nosotros y nuestra acogida a su don, traiga riquezas a nuestra vida, y nos sea posible, sumar a lo natural, lo humano, obteniendo así, como resultado, el hijo que Dios quiere, en cada uno de nosotros... solidario, fraterno, amigo, hermano...

Parece obvio, porque en verdad en el hombre está contenido este germen de vida... pero no está garantizado que lo expresemos -cada uno- al conjunto, sin esta apertura y disposición a permitirnos florecer en el don que somos, haciendo con ello, el mundo habitable y las relaciones posibles... 


Busquemos a Dios, incorporemos la gracia a nuestro diario vivir ¡¡es determinante!! ¡¡nos va tanto en ello!! aceptemos nuestra condición de criaturas, pero despertemos a la conciencia de nuestra filiación divina... somos hijos de Dios y no vamos a encontrar sosiego, mientras no sea Dios nuestro verdadero descanso...

Vamos a buscar la fuerza que necesitamos en la oración, que es el arma poderosa de encuentro con el poder de Dios... vamos a tener nuestro recuerdo diario por los enfermos del blog, peregrinos de la confianza, que luchamos por no dejarnos vencer por el cansancio y el desánimo, apoyados en las promesas de Dios y en su Bondad... pensemos en cada uno, uno a uno y seguros de la intercesión del Beato Tito, en este octavo día de la novena, tan cercanos ya al día de su fiesta, unamos nuestro sentir y pidamos unánimes la salud de nuestros enfermos, la salud del cuerpo y también la del alma... a la vez que la fortaleza, la esperanza, la paciencia y la confianza, para este tramo oscuro que atraviesan en sus vidas... la Virgen, nos conseguirá estas gracias y nos hará sentir su presencia cercana, tierna y bondadosa...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria …