sábado, 12 de mayo de 2018

"La mansedumbre es otra expresión de la pobreza interior, de quien deposita su confianza solo en Dios"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


"Felices los mansos, porque heredarán la tierra"...
"Reaccionar con humilde mansedumbre, esto es santidad"...

Si la fe no enciende en nosotros el deseo del cielo, y a su luz abrimos caminos de humanidad en la escucha de los valores de Jesús, no es posible la convivencia, la solidaridad, la fraternidad... Jesús alza la voz y nos propone la mansedumbre como estilo de vida, remitiendo su fruto al "mañana eterno" que configuramos nosotros mismos, con nuestras acciones, en el peregrinar de cada día... "los mansos heredarán la tierra"...

La mansedumbre, como la pobreza interior, son perfiles de la confianza de corazón, y frutos de la acción del Espíritu Santo en el alma... senda que se nos va abriendo en nuestro pisar por ella, buscando al Señor sin pretender salirnos de nuestros moldes de criaturas... Jesús es modelo acabado de mansedumbre y humildad: "«Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas»"(Mt 11,29)...


Las promesas de Dios necesitan para florecer el campo labrado en la mansedumbre... Aceptamos nuestra medida y la del hermano... ni alardeamos cuando vemos la debilidad en el otro, ni nos extrañamos cuando sentimos cerca -incluso cuando nos vemos inmersos- en la nuestra... En el impulso mantenido de aproximarnos al Señor, acogemos la gracia que él nos ofrece, y valorando este don gratuito e "inmerecido", nos comprometemos a multiplicarlo, por la misma gracia que lo dejó prender en nosotros... 

Nos lo dice el Papa: "Es mejor ser siempre mansos, y se cumplirán nuestros mayores anhelos: los mansos «poseerán la tierra», es decir, verán cumplidas en sus vidas las promesas de Dios. Porque los mansos, más allá de lo que digan las circunstancias, esperan en el Señor, y los que esperan en el Señor poseerán la tierra y gozarán de inmensa paz (cf. Sal 37,9.11). Al mismo tiempo, el Señor confía en ellos: «En ese pondré mis ojos, en el humilde y el abatido, que se estremece ante mis palabras» (Is 66,2)" (n. 74)...


Más seguros por las señales que emergen cada día en el camino que nos dirige a la santidad; con más información objetiva para poderlo realizar en nosotros, renovemos ahora nuestra opción por ello... confiemos en Dios, que es quien lo propone, y quien lo tiene además que realizar, ¡¡eso sí!!, con nuestra adhesión, humildad, deseo y empeño... Lo queremos también para los otros, y nos ayudamos todos en tan noble conquista con los medios que lo favorecen...

Recemos sin perder de vista este panorama, que nos incluye a todos por deseos de Dios... concretemos nosotros la mirada en nuestros enfermos, que hacen el camino con dificultades añadidas por su situación, y alumbremos su camino con la fe de todos, para que nos sea más fácil llegar al final con los frutos que vemos a lo lejos... Pensando en cada uno; sí, uno a uno... también en sus familias, alcemos la mirada al cielo y presentemos a Dios nuestra súplicas de manos del Beato Tito, nuestro intercesor... Con el corazón en la confianza y la paciencia en la esperanza, nos mantenemos firmes, insistentes, perseverantes... Dios desea llevarnos a la santidad, más que nosotros llegar a ello... su Voluntad es el camino y tenemos que fiarnos de Él...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María