martes, 6 de abril de 2021

"La misericordia del Señor llena la tierra"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Sigue la liturgia conmovida por el acontecimiento de la resurrección, dilatando la alegría verdadera en el testimonio de los que vieron vivo a Jesús después de haberle llorado muerto... Tenemos que volver a Galilea y ser confirmados en la fe para sumarnos al anuncio de la gran noticia que cambió el giro de la historia, ampliándonos el horizonte de la Vida hasta el cielo... 

Hoy es María Magdalena la protagonista... Aparece Jesús desconocido, pues el encuentro con el resucitado es una experiencia espiritual; se da sobre la base personal de la fe de cada uno, pero tiene que ser trascendida... Paradójicamente, le llora muerto y está hablándole a él mismo, sin reconocerle; y es al escuchar su nombre, cuando despierta su alma a la gracia de la fe pascual, quedando desde entonces constituida apóstol y testigo de la vida nueva, que tiene que acercar el Reino al presente, para encontrar sentido a las sombras que entorpecen nuestros pasos mientras vamos de camino...

El salmo 32 viene oportuno hoy a darnos palabras con que devolver a Dios nuestra confianza serena, segura, cierta... centremos nuestra vida en la fe y alimentemos la fe con la escucha de su Palabra; frecuentemos los sacramentos y dejémonos interpelar por los que vieron, creyeron, y compartieron generosamente su testimonio para ayudarnos a acercarnos a la fuente, que mana para nosotros, vida y bendición...

"La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. 

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. 

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti" (salmo 32)...


Necesitamos mucho alimentar la fe en la oración y la comunión... Pensemos, una vez más, en los enfermos del blog... todos, uno a uno... también sus familias... miramos al cielo, suplicantes, confiados, esperanzados... nos acogemos a la intercesión del Beato Tito... amparamos nuestra fe en la suya, y pedimos salud, fortaleza, y un aumento de gracia que nos capacite para vivir con sentido lo que no entendemos, y nos hace tanto sufrir...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria