jueves, 20 de julio de 2017

Día 3.- Beato Tito, ruega por nosotros...


El P. Tito a lo largo de su vida tuvo muchas ocasiones para ejercitarse en la esperanza y en la confianza plena en Dios. Desde joven tuvo una salud enfermiza y débil que le trajo diversos problemas. Por ejemplo, haciendo su doctorado en Roma, tuvo que repetir el examen final porque había pasado una temporada bastante enfermo. Asimismo, siendo ya periodista, en varias ocasiones la enfermedad le obligó a retirarse durante semanas, de las diversas actividades.
Igualmente, supo encajar con espíritu de obediencia, con ánimo e incluso con buen humor, la negativa de sus superiores a que fuera a las misiones (uno de sus sueños). El joven sacerdote carmelita se ofreció en varias ocasiones para ir a Indonesia (donde la provincia holandesa acababa de abrir una misión), pero no se lo permitieron, tanto por su frágil salud, como por la necesidad que tenían la Iglesia y el Carmelo holandés de buenos profesores y personas con formación. Tito sería misionero de otro modo y siempre colaboró con muchas actividades a la labor misionera de la provincia.
Pero es en el periodo final de su vida, donde realmente se pusieron a prueba su fe y su esperanza. Fue allí donde el P. Tito mostró la hondura espiritual que tenía y siempre invitó a sus compañeros a la esperanza, animándoles, haciéndoles pensar en un futuro que, casi con toda probabilidad, él sabía que nunca vería. En lo más horrendo de una Europa que se hundía en la oscuridad de la guerra, de la violencia y de la sinrazón, nuestro hombre -sin perder el realismo- mantenía la esperanza.



Cuando pensamos en la vida de los santos y los contenidos que hicieron posible su trayecto en la firmeza de la fe, hasta las más duras consecuencias; caemos en la cuenta, que la virtud y la gracia no son adornos para la vida, sino armas para la lucha... tenemos que decidirnos a ser cristianos de verdad... de los que traen el cielo a la tierra, porque quieren pasar de la tierra al cielo, sin salirse de la misma linea, en la que transitan el tiempo... esto es obra de la gracia y de la fe, pero con la adhesión libre y comprometida del cada uno de nosotros...

Queremos ser de ésos... de los que se toman en serio, después de saber desde el hondón del alma, lo efímero de todo lo que caduca y es para este tramo del camino... las promesas de Dios se guardan de lo externo, pero no dejan de clamar al interior del ser, en la búsqueda de esta conquista que será para siempre... donde estarán todos los que amamos y donde se incorporarán todos los que debimos amar...


Estamos en el tercer día de novena, preparándonos a la memoria del martirio del Beato Tito... es momento propicio para tender la mano a quien puede ayudarnos... él sabe lo que supone ser fiel hasta el final... pero también él, puede decirnos mejor que nadie, cuánto gana el que confía, hasta fiarse de quien "todo lo Puede" y "todo lo Hace"...

Recordemos a los enfermos de este blog... pensemos en todos, uno a uno... -incorporamos a Ana, en espera de una biopsia en la boca, para que los resultados no confirmen lo que se teme-... queremos seguir al amparo de este gigante de la fe, del que tanto podemos aprender, sólo con acercarnos a su esperanza... hasta la vida se relativiza con la vivencia de Dios, que centra su Voluntad en nosotros para llevarnos al cielo... 

Recemos pues por todos los que nos esperan cada día... los que sufriendo pueden languidecer en la confianza... dejemos correr los ríos de la gracia, que manan de la comunión de los santos y entremos en esta corriente para ser fortalecidos y ayudados en nuestras necesidades... no desconfiemos... el Beato Tito, presenta al Señor, en este gran día para el Carmelo, donde ponemos los ojos en el gran Profeta y Padre espiritual de la Orden, las súplicas de todos, los que cada día, nos damos cita para mirar al cielo... pobres... pero seguros y confiados...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria …