domingo, 20 de mayo de 2018

"No podemos plantearnos un ideal de santidad que ignore la injusticia de este mundo"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


"Nosotros también, en el contexto actual, 
estamos llamados a vivir el camino de iluminación espiritual 
que nos presentaba el profeta Isaías 
cuando se preguntaba qué es lo que agrada a Dios: 
«Partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, 
cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos. 
Entonces surgirá tu luz como la aurora»" (n. 103)...

Está claro que el cristiano que aspira a la santidad, tiene que moverse entre los pilares que la sostienen: La caridad y la misericordia... Hay ejemplos suficientes en la Iglesia para ayudarnos a tomar impulso, aportando desde esa luz, nuestra propia originalidad al expresarlo y vivirlo, sin separar el eje vertebrador de la relación con Dios y la consecuencia lógica a practicarlo en el ámbito que nos movemos... "A estos grandes santos ni la oración, ni el amor de Dios, ni la lectura del Evangelio les disminuyeron la pasión o la eficacia de su entrega al prójimo, sino todo lo contrario" (n. 100)...


"Igualmente -dice el Papa- es nocivo e ideológico el error de quienes viven sospechando del compromiso social de los demás, considerándolo algo superficial, mundano, secularista, inmanentista, comunista, populista. O lo relativizan como si hubiera otras cosas más importantes o como si solo interesara una determinada ética o una razón que ellos defienden. La defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo. Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte. No podemos plantearnos un ideal de santidad que ignore la injusticia de este mundo, donde unos festejan, gastan alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, al mismo tiempo que otros solo miran desde afuera mientras su vida pasa y se acaba miserablemente" (n. 101)...

Reflexionar estas consideraciones hasta sentir la urgencia de dirigir nuestros pasos en esta dirección haciendo caminos de encuentro y donación, nos sacará sin duda de "los moldes que imperan", donde de tantas maneras quedamos atrapados, sin mucha conciencia de vivir equivocando lo más genuino del ser humano, el respeto a su dignidad... Nos lo dice bien claro el Papa "Suele escucharse que, frente al relativismo y a los límites del mundo actual, sería un asunto menor la situación de los migrantes, por ejemplo. Algunos católicos afirman que es un tema secundario al lado de los temas «serios» de la bioética. Que diga algo así un político preocupado por sus éxitos se puede comprender; pero no un cristiano, a quien solo le cabe la actitud de ponerse en los zapatos de ese hermano que arriesga su vida para dar un futuro a sus hijos. ¿Podemos reconocer que es precisamente eso lo que nos reclama Jesucristo cuando nos dice que a él mismo lo recibimos en cada forastero" (n. 102)... 


Esta doctrina es nuestra historia... la historia de la humanidad que podemos encontrar defendida y expuesta desde el Antiguo Testamento... "no se trata de un invento de un Papa o de un delirio pasajero. Nosotros también, en el contexto actual, estamos llamados a vivir el camino de iluminación espiritual que nos presentaba el profeta Isaías cuando se preguntaba qué es lo que agrada a Dios: «Partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora»" (n. 103)...

No pasemos por alto estos planteamientos, que sin nosotros no se realizan los sueños de Dios... el mundo necesita de estos valores para que exista el equilibrio... la armonía... la paz... Caminando de espaldas a la luz, nunca saldremos del atasco... El egoísmo es un pecado de raíz profunda, que sólo se rinde ante el amor gratuito y desinteresado; y ésto escapa a nuestras posibilidades... Sólo Dios lo tiene, y quien con Él lo quiera compartir, lo podrá también ofrecer y repartir... Optemos por acercarnos cada día a la santidad, mirando el mundo hasta que seamos capaces de verlo con los mismos ojos de Dios...

Recordemos a nuestro enfermos... todos, uno a uno... también sus familias... -nos vuelven a solicitar que incluyamos hoy a Benjamín, de cinco años, diagnosticado de cáncer de huesos, a fin de que apoyemos este dolor y esta lucha, con la medicina del consuelo de la fe, y de la confianza en el poder de Dios; en el deseo de hacer coincidir la voluntad de Dios con la nuestra, y su gloria brille en nuestra pequeñez, a través de sus prodigios- ...deseamos de corazón para todos, estos dones que trabajamos cada uno, y que ofrecemos al conjunto desde la comunión de los santos, que tanto nos enriquece a todos, acercándonos a la gracia desde la fe, tierra buena donde pueden nacer los frutos que aguardamos humildemente, mirando al cielo, amparados en la intercesión del Beato Tito...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María