lunes, 30 de marzo de 2020

"Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA"

El evangelio de hoy nos devuelve a nosotros mismos, permitiéndonos desandar el camino, de verdugos a reos, "quien esté libre de pecado, que arroje la primera piedra", nos dice Jesús... ¡¡Cómo somos los humanos!! ¡¡si dejáramos a la conciencia expresarse, cuántos errores evitaríamos, y a la puerta de cuántos juicios quedaríamos sin entrar!!... 

¡¡Qué lección nos da Jesús!!... ¡¡qué cobarde el pecador cuando se queda sin careta!!... Acerquémonos al juicio de Jesús, para que restaurados en su misericordia, aprendamos a perdonar en el perdón recibido... 

No nos perdamos la caricia contenida en el salmo 22, que la liturgia acerca hoy a nosotros, necesitados de confianza para resistir al mal, alumbrados con la esperanza cierta, y hacer camino verdadero, quitando frenos que nos paralizan en las apariencias y en las sombras del pecado, que nos impiden reconocer dónde está la verdad, a fin de incorporarla con valentía, a nuestro vivir cotidiano...

 "El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. 


Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. 


Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mí copa rebosa.


Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor

por años sin término" (Salmo 22)...


Seguimos sumergidos en esta vorágine que nos entrecorta el respirar... ¡¡cuánto dolor en cada corazón y cuánta incertidumbre nos habita a cada uno!!... Necesitamos de Dios, más que nunca... nos pensábamos que nos valíamos a nosotros mismos, y qué sorprendidos estamos al sentir tan de cerca nuestros límites... ¡¡Miremos al cielo y pidamos ayuda!!... recemos unos por otros y pongamos en vanguardia a los enfermos... los peregrinos de la confianza, que nos damos cita cada día, enfermos y familias... todos, unos a uno... también los contagiados de esta enfermedad que nos azota sin piedad, y los que están dando todo, para remediar en lo posible... Nos acogemos a la intercesión del Beato Tito y aguardamos expectantes, la misericordia de Dios...   
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria