domingo, 29 de noviembre de 2020

"Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Estrenamos año cristiano con este primer domingo de adviento, conducidos por la liturgia que nos va dando las pautas para vivir la fe a la luz de la Palabra de Dios... El profeta Isaías, uno de los protagonistas del adviento, en la primera lectura de la misa de hoy, expresa para nosotros la verdadera actitud con que acoger este tiempo de gracia, que nos ha de preparar para recibir de manera activa y comprometida al que llega cada día y en cada momento hasta nosotros, manifestando la bondad con que somos amados, para que en ese amor, nos entreguemos a amar, acercando el Reino de Dios a este mundo...

También Jesús en el evangelio proclama el mismo mensaje exhortándonos a la vigilancia durante la espera, porque la vida es una oportunidad preciosa de colaborar en el proyecto de Dios, que hemos de asumir con agradecimiento, pero a la vez de manera responsable... somos semillas del amor de Dios para florecer en el tiempo, y lo nuestro es cuidar el don para que germine y multipliquemos los frutos, haciendo posible que otros muchos se incorporen al mismo objetivo...

Rectifiquemos los desvíos que nos impiden entrar por esta senda y afinemos el oído acercándonos a la Palabra de Dios, que es quien nos dirige, nos anima, nos conduce y nos lleva... Recemos el salmo 79 con la liturgia y abramos el alma al don renovado de la misericordia que Dios nos vuelve a ofrecer, dándonos un nuevo adviento para desearle, esperarle, y acogerle...

"Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece.
Despierta tu poder y ven a salvarnos. 

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. 

Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti;
danos vida, para que invoquemos tu nombre" (Salmo 79)...


Unamos a la oración por los enfermos del blog, el deseo de Dios para cada uno, la fe renovada en las promesas que Dios cumple cada día... Que por la fe de cada uno, la comunión de los santos, y la intercesión del Beato Tito, sean curados todos de la enfermedad... No nos olvidemos que Jesús alaba la fe que hace posible a Dios manifestar su poder en la debilidad de nuestras necesidades... -no nos olvidemos de Mirian y su pequeño, que se debaten en la lucha por la vida-...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria