lunes, 30 de abril de 2018

Alegraos y regocijaos...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Mi humilde objetivo es hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, 
procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. 
Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió 
«para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor» (n.2)

Acaba de dirigirnos el Papa a los cristianos una "exhortación apostólica", sobre "la llamada a la santidad en el mundo actual", que como decía hace unos días "el médico del blog", bien merece nuestra lectura reposada y reflexiva, en el intento de asimilar su contenido e incorporarlo a nuestro vivir cotidiano... Es un tema al que le cuesta abrirse paso en el mundo que vivimos, porque al no amoldarse a la cultura imperante, ésta "se defiende" de ello, considerándolo como algo "amenazante"; y no sólo no es así, sino que es la santidad, "eje vertebrador" que engloba la vida, orientando "los latidos de nuestra dignidad hacia el querer de Dios... lo dice San Pablo, "ésta es la Voluntad de Dios, vuestra santificación" (1Tes. 4,3).

Como seres únicos, el Señor tiene un camino diferente para cada uno; lo que interesa entonces, según el Papa, es que cada creyente discierna su propio camino y saque a la luz lo mejor de sí, aquello tan personal que Dios ha puesto en él (1 Co 12, 7). Es la santidad una conquista a nuestra medida, desde "la esencia" de lo que ya somos portadores, y que hemos de desplegar hasta enriquecer al conjunto...


Nos dice el Papa: "Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Ésa es muchas veces la santidad «de la puerta de al lado», de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, «la clase media de la santidad»(n.7)...

Sintamos esta llamada y personalicemos la gracia que Dios nos ofrece, para que nuestro propio don expanda su mejor fragancia... No tengamos ambiciones fuera de nuestras capacidades... la santidad no se elige, se acepta... Dios es quien nos trabaja como artesano, dando sabor y color, a nuestra "particular" sustancia... El camino nos puede resultar arduo por inexperiencia y por falta de recursos para dar "tono" a lo que hacemos desde esta perspectiva tan práctica y sencilla que nos quiere enseñar el Papa... "Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra"... "Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales"... "Esta santidad a la que el Señor te llama irá creciendo con pequeños gestos"... "Aprovecha las ocasiones que se presentan cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria"... Así, bajo el impulso de la gracia divina, con muchos gestos vamos construyendo esa figura de santidad que Dios quería, pero no como seres autosuficientes, sino «como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios» (n. 17)...


Pensemos despacio en el contenido que nos ofrece la iglesia en la voz de su Pastor y no temamos a los caminos de la Voluntad de Dios, que son senderos que conducen a la libertad verdadera y a los bienes que no terminarán jamás... Dejémonos enseñar por el Papa que tiene muy avanzado su camino de entrega a la santidad y puede ayudarnos a que lleguemos también nosotros... 

Recordemos a los enfermos del blog... a todos, uno a uno... también a sus familias... ellos están trazando un diseño con el pincel de la confianza que tenemos que mover entre todos para que la obra no se manipule por el camino más corto, que es siempre ineficaz... es donde la tentación del abandono quiere seducir a los que van decididos a no cambiar de ruta, por desconocidos e inciertos que parezca el terreno pedregoso que transitan... Ayudémonos a ser fieles y aventurar en esta obra que no es nuestra, pero que no puede hacerse sin nosotros... Amparemos nuestras súplicas en la intercesión del Beato Tito y pidamos con fe y confianza, los frutos de nuestra fe, sincera... humilde... insistente... perseverante... 
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María

domingo, 29 de abril de 2018

"Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


"Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; 
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; 
porque sin mí no podéis hacer nada. 
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, 
pedid lo que deseáis, y se realizará. 
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; 
así seréis discípulos míos" (Jn. 15, 5-8).

La simbología que utiliza Jesús en el evangelio de San Juan, es extremadamente sugerente... Iluminada por el acontecimiento Pascual, remarca mucho los matices que vinculan al discípulo con el maestro... el fruto que nos une a la gracia, está centrado en la Persona de Jesús, por la relación y la amistad íntima... Nos conduce Jesús a su mismo corazón, y desde allí, nos "desvela", hasta "revelar", secretos muy profundos que nos hacen descubrir mundos nuevos, y caminos por donde recorrerlos...

La vida cristiana es esencialmente misionera y fecunda, y tiene que ser llevada por nosotros hasta este punto... pero lo es por participación... la savia tiene que circular para ser trasmitida... no es una vivencia subjetiva de un don mayor que nosotros... hemos de ir al fondo y emerger desde la raíz para ofrecer lo recibido gratuita y generosamente, desde la infinita bondad y misericordia de quien nos lo da todo gratis y en abundancia...


«Permanecer en mí», dice Jesús... Permanecer en la gracia de Dios... sí, por la oración... por los sacramentos, en especial la Eucaristía... por la lectura de la Palabra... desde ahí dar fruto abundante... Por el bautismo somos injertados en la vida de Dios; esto  significa que tenemos en nosotros su misma vida... Podemos entonces, pensar... sentir... actuar como Dios... Y, por si esto nos resultara algo lejano de entender, Él mismo se hizo uno de nosotros para explicarnos con lenguaje humano todas estas cosas divinas... Jesús, de forma muy sencilla, se identificó con la vid, y a nosotros con los sarmientos... Pensando en la íntima unión que existe entre ambas, entendemos todos a qué unión vital con Jesús estamos llamados para dar fruto...

Hemos sido creados, como dice san Pedro, «para participar del mismo ser de Dios». Y esto, no de forma abstracta, sino real... Ésta es la grandeza, la inmensa dignidad y el verdadero valor de todo ser humano, y su vocación en este mundo. Por lo tanto, tomemos conciencia de los dones tan grandes que nos han sido dados a partir de la RESURRECCIÓN de Jesús... Estamos llamados a vivir una vida transformada, que no tiene puestos los ojos en las cosas tan pequeñas que nos ofrece el mundo, sino en las metas tan altas para las que vivimos. Porque el don ya esta dado, pero nosotros nos tenemos que incorporar a él... Para ello, debemos ordenar una y otra vez, nuestros actos y toda nuestra vida según la Palabra de Jesús, Vid a la que tenemos que ir uniéndonos cada vez con más perfección, hasta que toda la vida de Jesús, corra por nosotros. Entonces habremos cumplido realmente nuestra vocación... Seremos personas «realizadas»... seremos felices... La felicidad a la que somos llamados comienza ya en la tierra; es la gran noticia...


Recordando a los enfermos del blog y queriendo acercar a cada uno las gracias que nos brinda la fe, recemos como cada día, amparados en la intercesión del Beato Tito, a fin de conseguir un aumento de paz y esperanza en cada corazón, que "siendo podados" por la Voluntad de Dios, se preparan así para dar frutos de vida en su persona y en su entorno... El misterio en que habitamos nos supera, pero nos incluye... por tanto, dejemos a Dios ser Dios, y vivamos cobijados a la "sombra" de su infinito amor... seguros... confiados... pequeños... Dios es nuestro Padre, el Labrador... Jesús, la Vid Verdadera... nosotros, sus sarmientos"...
"confiando en el Señor, no me he desviado"... 

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María

sábado, 28 de abril de 2018

"Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


"Dice Felipe a Jesús: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta". 
Jesús le replica: "Hace tanto tiempo que estoy con vosotros, 
¿y no me conoces Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. 
¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? 
¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? 
Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. 
El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. 
Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. 
Si no, creed a las obras" (Jn. 14, 8-11).

El misterio que encierra la Persona de Jesús, no deja de cuestionar a los suyos; y en ellos, podemos vernos también nosotros... Quiere Jesús "desvelarnos" con su Palabra, secretos que necesitamos para vivir... y ¡cómo nos cuesta acercar sin resistencias el oído a sus propuestas!!... La vida necesita raíces que nos den firmeza a la hora de enfrentarnos con realismo, a su verdadero contenido, aunque desconocido... incierto... inseguro... Es la Palabra de Jesús, un intento por su parte, de abrirnos camino, situándonos en una perspectiva más real, más firme, más consistente, que donde solemos apoyar nuestros sueños "infantiles" de omnipotencia, creyéndonos los dueños del mundo...

Somos sólo ¡y nada menos! que criaturas; eso sí, salidas de las manos del Creador para vivir en relación filial y amorosa, con Él y entre nosotros... y ¡¡no lo entendemos!! nos cuesta asimilar la única verdad que contienen nuestros días sobre la tierra... Seducidos por el bienestar... lo placentero... lo efímero...nos separamos de la fuente quedándonos al margen de la corriente de donde tenemos que fluir, para realizarnos como seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios Creador...


Bien podemos decir que la Palabra que tenemos delante es un canto a la confianza... Parece que Jesús está deseando dársenos ÉL mismo; a cambio, eso sí, de una condición, ¡¡que se lo pidamos!!... Es como si estuviera esperando nuestra oración de petición, llena de confianza, para abrirnos de par en par las puertas de su misericordia... Nos insiste una y otra vez en que le pidamos... No nos pone, pues, una condición difícil, o insuperable... lo tenemos al alcance de la mano... necesitamos sólo, «pedir»... Y sin embargo, esto que parece tan sencillo, implica adoptar ante el Señor una actitud de profunda humildad... Reconocer que lo bueno que hay en nosotros, nos es concedido por el único Bueno... es «creer» en su Palabra y estar seguros de que lo que nos dice se cumplirá... 

Hemos de abandonar nuestra vida en sus manos, seguros de que de ésta forma, nuestra vida está a salvo... y, al mismo tiempo, esta bondad de Jesús nos está reflejando el verdadero rostro del Padre, de quien Él es su imagen perfecta... se hizo hombre precisamente para que conociéramos en Él, al Padre... Y si tal es la revelación que nos hace del Padre, ¿Qué duda puede haber de confiarnos enteramente en sus manos?... No temamos al dolor y al sufrimiento; Él anduvo por delante de nosotros ese camino, y nos enseña que el final está mas allá: en la Resurrección y en la Vida... Vivamos en comunión e intimidad con las divinas Personas... Es nuestra felicidad en esta vida, y lo será además para siempre...


Acerquemos entonces, como solemos hacer cada día, a los enfermos del blog, a esta gracia que compartimos al rezar unidos, unos por otros... Pensemos en todos, uno a uno... también en sus familias y presentemos a Dios nuestra súplicas, de manos del Beato Tito,  nuestro intercesor... De Dios se alcanza, cuanto de Él se espera, y nuestras insistente perseverancia, es ya fruto de la fe, que queremos expresar desde dentro de la confianza; aún en los peores tramos que nos hacen sentir vulnerables... Pero nos conforta y consuela saber de quién nos fiamos y quién camina con nosotros, diciéndonos cómo... por dónde... hacia dónde...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María

viernes, 27 de abril de 2018

"Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí"...




Seguimos haciendo ruta, y volvemos a pararnos ante el calendario, que vuelve a marcar 27... hoy de abril... Agradecemos al Señor y al Beato Tito, la gracia de nuestra comunión, que se consolida... El interés sincero de unos por otros, que crece... La oración suplicante que mantenemos viva, ayudándonos a vivir la fe por el camino seguro de la confianza de corazón... El tiempo va creando entre nosotros vínculos reales... objetivos... sentimos latir como propio, los problemas de los otros en nuestro corazón, y queremos acercar al dolor de cada uno, el bálsamo del consuelo con que la fe toca el alma, dejando a su rastro, el hálito de Dios Omnipotente, que vive a nuestro lado todo lo que nos envuelve, aunque sintamos -a veces- que caminamos a oscuras...




"Dijo Jesús: "En la casa de mi Padre hay muchas moradas; 
si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. 
Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo,
 para que donde estoy yo, estéis también vosotros. 
Y adonde yo voy ya sabéis el camino". 
Tomas le dice: "Señor, no sabemos adónde vas, 
¿cómo podemos saber el camino?". 
Jesús le responde: "Yo soy el camino y la verdad y la vida.
 Nadie va al Padre sino por mí" (Jn.14, 2-6).


Cada acontecer de nuestra vida, doloroso o feliz, es un tramo del camino que Jesús nos prepara para que vayamos al cielo... Aunque a veces nos abrume el sufrimiento, o no encontremos sentido a lo que nos pasa, no podemos distanciarnos de la confianza, porque nuestra vida ha sido diseñada por Dios con amor infinito... Nada de lo que nos sucede escapa a su mano... Todo nos va conduciendo a aquella morada que nos tiene reservada en la casa del PADRE, nuestro destino final... Afrontemos con ánimo el camino, sin perder de vista la meta que nos espera... El Señor utiliza todas las experiencias en nuestra vida para hacernos crecer y madurar; ésta es su manera de ir «haciéndonos nuestro sitio» en el cielo... Nos hace además una promesa: «volverá para llevarnos con Él; para que donde esta ÉL, estemos también nosotros»...

Ante semejante futuro no nos acobardemos por tener que pasar por los «dolores del crecimiento»... Jesús se hizo nuestro camino, para que no temamos ante los momentos difíciles... Él pasó por ahí antes que nosotros, y ahora nos acompaña; nunca nos deja solos... Él nos tiene un amor entrañable, y podemos atrevernos a decir que estamos ya en el cielo con Él... porque después de su RESURRECCIÓN, se ha unido de modo inseparable con cada uno de nosotros... Está a nuestro lado y ante el Padre, intercediendo por nosotros, nombrándonos uno a uno, con nuestros problemas... nuestras necesidades... nuestros esfuerzos por ser mejores... nuestras luchas... nuestras debilidades...  Él nos tiene en cuenta en todos y cada uno de los momentos de nuestra vida, y nos infunde la Suya, para que le conozcamos... le sigamos... y avivemos el deseo de estar con Él para siempre...


Nos sentimos pequeños... vulnerables... tenemos a veces miedo a lo no controlable que nos sobrepasa... pero aún así, queremos dejarnos conducir, apoyados en su Palabra, transida de promesas y esperanza... La perseverancia en el tiempo va haciendo que nuestra fe sea mas consistente... más objetiva... más fundamentada... Su Palabra instruye... conforta... anima... no cambia nada, y a la vez el horizonte no se cierra en la noche... en la duda... en el dolor que nos hace sufrir...

Incluyamos hoy en nuestro recuerdo un pensamiento, que una el cielo y la tierra, haciendo racimo por la gracia de la comunión de los santos, a todos los que nos sentimos y somos, "peregrinos de la confianza, desde la intercesión del Beato Tito"... la raíz que nos vincula, nos permite firmeza ante "las mecidas" de la vida, que hace estragos dolorosos y nos deja vacíos, que sólo podemos "suavizar" con la esperanza del cielo... Recemos por cada uno y sintámonos incluidos en la oración de todos... Ayudemos a los que pasan tramos más difíciles y duros, y renovemos nuestra fe en Jesús... creamos en Él, y guardemos en el corazón su Palabra... Ella florecerá y nosotros daremos frutos de vida... Nada, ni nadie, podrá separarnos de la confianza de corazón, donde queremos permanecer firmes y seguros... porque, Dios es Fiel...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro - Ave María - Gloria...