viernes, 15 de enero de 2021

"No olvidéis las acciones de Dios"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Los evangelios, traídos por la Iglesia, a nuestra consideración, al inicio de este nuevo ciclo litúrgico, cuando Jesús comienza su ministerio, tienen una fuerza irresistible para nosotros, como lo tenía también entre la gente con que se encontraba, porque, ciertamente, vemos suceder cosas inéditas, que escapan a cualquier rutina y normalidad...

La Palabra de Jesús es capaz de hacer lo que dice, sea lo que sea... sin embargo, no está ahí la intención de Jesús al hacer milagros y signos; él  quiere llevarnos más allá... Si no llegamos al centro, la fe no es eficaz, ni el actuar de Dios nos lleva a la meta donde vamos... Jesús viene a salvarnos, y lo que quiere es curarnos de raíz el alma, liberándonos de la esclavitud a que nos somete el pecado; y ése, que es el verdadero milagro, parece que no nos atrae lo suficiente como para ir hasta él, suplicar que lo haga, llevar a otros a su misericordia, crear lazos con su persona, que nos vincule de verdad a su gracia...

El poder de Jesús radica en su misericordia, y ahí quiere conducirnos, porque es sobre esa base donde se construye todo lo demás... es muy sugerente el evangelio de hoy, por la creatividad de la fe y la fuerza de la caridad, que son los dos pilares que mueven el corazón de Dios cuando de verdad nos fiamos de Él y le buscamos, seguros de su poder, de su bondad, y de su amor incondicional hacia cada uno de nosotros...      

"Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. 

Que surjan y lo cuenten a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios,
sino que guarden sus mandamiento.

Para que no imiten a sus padres,
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante,
de espíritu infiel a Dios" (Salmo 77)...


De nuevo volvemos con el pensamiento y el corazón hasta los enfermos del blog... todos uno a uno... también sus familias... y pensando en cada uno, miremos al cielo y llevemos hasta allí los anhelos que llevan ellos en su caminar... su dolor, su situación, su lucha y su fe, en la confianza de que somos escuchados y sostenidos en la prueba... la intercesión del Beato Tito, nos ayude a alcanzar lo que pedimos con humildad, seguros de que está al alcance del poder y de la misericordia de Dios... 
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria