jueves, 9 de junio de 2022

San Titus Brandsma, ruega por nosotros...


Oración escrita por San Titus Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


8. Oh Jesús, cuando te contemplo

‘Oh Jesús, cuando te contemplo’

El poema ‘Oh Jesús’, que escribió Tito Brandsma -y que fue sacado a escondidas de la cárcel- fue un consuelo para muchos.

La inscripción

Tito escribió el poema en dos días, el 12 y el 13 de febrero de 1942, en la cárcel de Scheveningen, destinada para presos políticos. El poema nos sitúa “Ante la imagen de Jesús”. En su celda, Tito ha colocado tres pequeñas ilustraciones del breviario sobre su pequeña mesa plegable: la imagen de Cristo en la cruz, con las llagas del Sagrado Corazón; Santa Teresa con su dicho Mori aut pati (morir o sufrir), y, San Juan de la Cruz con su Pati et contemni (sufrir y ser despreciado).

El verso inicial

El verso inicial evoca la atmósfera de atención contemplativa. Sentado en silencio “ante la imagen de Jesús”, Tito Brandsma mantiene su mirada amorosa dirigida a Jesús en la cruz. El lamento “Oh Jesús” expresa la intimidad de su atención.

Otro día que vivo, que... que...

La devoción nos hace “salir de la tibieza” y “despierta al amor”. En su descripción del movimiento de amor procedente de Tito y del movimiento contrario procedente de Jesús, Tito describe no solo el amor recíproco que experimenta sino, más que eso, una amistad especial. Los buenos amigos deben cuidarse mutuamente para que no se pierda el valor de la amistad. En “Oh, Jesús”, el carácter especial de la amistad surge del sufrimiento mutuamente compartido.

El sufrimiento compartido en la amistad

Un amigo pide el valor de sufrir, un “amigo especial” pide “el valor de sufrir más”. Esto pasa a ciencia cierta cuando hablamos de la amistad con Jesús, que carga con el sufrimiento de la humanidad. Quien sufre con su amigo es como él. Así, los discípulos de Jesús se “asemejan” a aquel que les precedió en el camino del “sufrimiento”, en la solidaridad del sufrimiento que conduce a su Reino de paz. Los amigos desean “parecerse” unos a otros, no desean ver a su amigo solo, desean compartir la suerte de su amigo. En este sentido, Tito dice: “Para mí todo sufrimiento es bueno”. Los amigos soportan el sufrimiento del otro, por lo que “todo sufrimiento”, que en sí mismo es malo, es “bueno” para “mí” como “amigo”.

La unión con Dios

¿Quiere hacer Tito una glorificación del sufrimiento? No, aquí opera una lógica espiritual: el sufrimiento compartido en la amistad es el camino del bien; la dicha es el florecimiento último del bien; ésta es la unión con Dios. El amigo “sabe” que su amigo se ha tomado en serio su sufrimiento. Ya no le pertenece solo a él. Su amigo también lo soporta. Sin embargo, lo más importante aquí es la meta final del camino: la unión con Dios. Esto es, el corazón de toda devoción. El sufrimiento trasciende la conciencia de sí mismo y solo puede, como en éxtasis, gritar: “Oh, Dios”.

O, déjame aquí

Tito señala en su carta de la prisión que puede hacer “mucho frío” en invierno. Pero esto no tiene por qué cambiar para él: “Solo déjame aquí”, aquí “ante la imagen de Jesús”. En este punto del poema empieza a resonar el motivo “conmigo”. La soledad está al servicio de la interiorización de la dicha recibida en el sufrimiento compartido de la amistad. El “aquí solo” no le lleva a estar “cansado”.

Tu presencia hace que todo sea bueno para mí

La soledad es el lugar donde Tito puede exponerse a la dicha del sufrimiento compartido en la amistad. Para Tito, el significado de ‘Jesús conmigo’ y ‘nunca tan cerca de mí’ radica en el sufrimiento compartido en la amistad como camino hacia el Reino de Jesús, que conduce a la unión con Dios, que alcanza su clímax en las dos últimas líneas: “Quédate conmigo, conmigo, dulce Jesús, / Tu presencia hace que todo sea bueno para mí”. La potencia ocupante define el curso de los acontecimientos ‘en la cárcel’ pero hasta ‘aquí’, en la celda de Tito ‘ante la imagen de Jesús’, su influencia no se extiende


Sigamos encomendando a nuestro enfermos a su poderosa intercesión y demos gracias a Dios por su testimonio y por su canonización.

San Titus Brandsma, ruega por nosotros:

"Dios de la paz y de la justicia,
Tú que abres nuestros corazones al amor
y a la alegría del Evangelio
incluso en medio de las innumerables formas de violencia
que pisotean la dignidad de nuestros hermanos y nuestras hermanas,
ayúdanos con tu gracia,
para que, como san Titus Brandsma,
podamos con compasión, ver más allá de los horrores de la injusticia,
y contemplar tu gloria que resplandece a través de los mártires
de todos los tiempos, y ser así tus testigos auténticos en el mundo de hoy. Amén".