martes, 5 de junio de 2018

"Dios será siempre para la humanidad como Aquel que está presente, cercano, providente, santo y misericordioso"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Para la Iglesia, con la celebración del "Concilio Ecuménico Vaticano II", se inició un nuevo periodo de su historia, que el Papa ve necesario que se mantenga vivo; y es por ello por lo que aprovechando el quincuagésimo aniversario de su clausura, decidió proclamar el "Jubileo extraordinario de la misericordia", aprovechando las gracias concedidas por el espíritu a la Iglesia en dicho evento: "Los Padres reunidos en el Concilio habían percibido intensamente, como un verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo más comprensible. Derrumbadas las murallas que por mucho tiempo habían recluido la Iglesia en una ciudadela privilegiada, había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo. Una nueva etapa en la evangelización de siempre. Un nuevo compromiso para todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe. La Iglesia sentía la responsabilidad de ser en el mundo signo vivo del amor del Padre" (misericordiae vultus, n.4).      

De manera simbólica, pero efectiva, apoyándose en las palabras de sus predecesores, en las de apertura -en dicho evento- de San Juan Juan XXIII: "«En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad»"; y las de clausura, del Beato Pablo VI: "«Queremos más bien notar cómo la religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad»", nos enclava de nuevo la vida de la Iglesia entre la misericordia y la caridad, poniendo como centro el servicio a la persona en todas sus condiciones, en todas sus debilidades, en todas sus necesidades... 


La fe cristiana no es fruto de un sentimiento subjetivo que cada uno enfoca según su percepción, o según su propia moción; no, la fe cristiana es una gracia que mana del conocimiento de Dios, fruto de un encuentro con Él... con su mensaje... son sus testigos...

"La misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo" ... "Su ser misericordioso se constata concretamente en tantas acciones de la historia de la salvación donde su bondad prevalece por encima del castigo y la destrucción" ... "Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su omnipotencia" (misericordiae vultus, n. 6)... 

Dejemos oír la exclamación del Papa y tomemos postura en lo que depende de nosotros para que no queden vanos estos deseos... "¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! A todos, creyentes y lejanos, pueda llegar el bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros" (misericordiae vultus, n.5)...



No pasemos por alto tantos gestos simples que Dios acerca a nosotros, y fundamentemos nuestra vida en la roca de la fe... iniciando la ruta cada día, a la escucha de este don que nos acerca el amor de Dios, de tantas maneras, desde tantos ángulos, con tantos recursos... La gracia da al alma, el tacto para percibir el don... dejémonos tocar por ella y abandonemos las resistencias, entregando a Dios nuestra voluntad para que la Suya nos permita gustar, cuanto nos ofrece gratuitamente...

Recemos nuevamente por los enfermos del blog... por todos, uno a uno... también por su familias... que la intercesión del Beato Tito, acerque al cielo nuestras súplicas, y el cielo nos devuelva frutos de fe, en gracias actuales que nos permitan acoger la misericordia y dejándola pasar por nosotros, nos capacite para poder ofrecerla -también nosotros a los demás...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María