"La espiritualidad del Carmelo que es vida de oración
y de tierna devoción a María,
me llevaron a la feliz decisión de abrazar esta vida.
El espíritu del Carmelo me ha fascinado".
-Titus Brandsma-
Empezamos la novena al Beato Tito Brandsma, como preparación a su fiesta, el próximo 27 de julio, con el corazón en la confianza, pidiendo la salud para nuestros enfermos del blog, todos, uno a uno... también sus familias... y lo hacemos acercándonos al testimonio del sacerdote Michael Driscoll, curado de cáncer por su intercesión y que posiblemente sea el milagro que le consiga ser canonizado en breve...
Elevemos los ojos al cielo y renovemos la fe en la confianza de corazón, pidiendo por la intercesión del Beato, la salud de todos los que encomendamos cada día a la misericordia de Dios, en la esperanza de cosechar gracias que nos ayuden a afianzar nuestro creer y esperar, para más amar...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...
El caso del padre Driscoll puede ser clave
en el proceso de canonización de Titus Brandsma
El padre Michael Driscoll, de la diócesis de Palm Beach, en Estados Unidos, ha sido protagonista de un milagro obrado por un beato holandés, el sacerdote carmelita Titus Brandsma, asesinado por los Nazis.
Tras doce años con cáncer de piel, este sacerdote estadounidense se curó de forma inexplicable. Los doctores tuvieron que extirpar a Driscoll 84 ganglios linfáticos por la naturaleza del cáncer. Además, tuvo que sufrir 35 días de radioterapia. Sus posibilidades de sobrevivr no superaban el 15 por ciento.
Según cuenta Driscoll, todo comenzó cuando alguien le regaló
una reliquia. Consistía en un pequeño trozo del traje negro de Brandsma. Cada día él se lo pasaba por la cabeza y rezaba. Al final,
en diciembre de 2017, la diócesis de Palm Beach emitió un comunicado oficial
diciendo que los médicos habían certificado que el padre Driscoll se había
curado completamente tras 12 años de enfermedad. “La curación de su cáncer de
cuarto grado es clínicamente inexplicable según los médicos”, anunció la
diócesis.
Titus Brandsma, profesor de filosofía y periodista, fue un
férreo defensor de la libertad de prensa en Holanda durante la ocupación Nazi.
“Él sabía que muchas personas de su propia parroquia tomaban nota de sus
sermones para después denunciarlo a los nazis, pero aun así continuaba”,
explicó el padre Driscoll.
El padre Brandsman llegó a ser Rector de la Universidad
Católica de Nijmegen desde entre 1932 y 1933. “Era el portavoz de los obispos holandeses. Denunciaba
públicamente a los nazis por las presiones contra la prensa católica, los
colegios religiosos, la persecución a los judíos… cualquier cosa”, explica el
sacerdote milagrosamente curado.
Su valentía a la hora de expresarse le costó el campo de
concentración. Brandsma fue arrestado por negarse a expulsar a niños judíos
de su escuela y por oponerse a publicar propaganda Nazi en los periódicos
católicos, que era obligatoria. Acabó en el campo de concentración de Dachau,
con otros 2.700 clérigos.
“Al parecer, era muy amable con otros prisioneros”, ha
contado el sacerdote curado por su intercesión. “Les animaba a perdonar a sus
captores y compartía lo poco que les daban de comida con ellos”. Además, los
sacerdotes que no eran alemanes tenían prohibido celebrar la misa.
Pese a esto, Bransdma siguió ejerciendo labores
sacerdotales. “Los sacerdotes alemanes pasaban la Eucaristía al padre Brandsma
escondida en una funda de gafas”, ha explicado. “Más tarde, la repartía entre
los prisioneros como podía, y seguía animándoles”.
La frágil salud del sacerdote provocó que tuviera que
ingresar en el Hospital del campo. “La gente decía que una vez entrabas en ese
hospital, no salías”, ha contado Driscoll. Los médicos Nazis de Dachau eran
famosos por llevar a cabo experimentos con seres humanos.
Una enfermera mató a Brandsma con una inyección letal el 26
de julio de 1942. Murió a los 61 años. Otra enfermera que estaba de guardia
aquel día declaró que fue la misma Gestapo, la policía secreta, la que ordenó
la muerte del sacerdote.
“Antes de morir, Brandsma le dio su rosario, desgastado y
muy simple, a esta enfermera”, apuntó Driscoll. “Le pidió que rezase el
rosario. Ella no quiso, dijo que ya no era creyente y que tampoco rezaba el
rosario”. Él le dijo que no se preocupase. Le indicó que pasase de cuenta a
cuenta diciendo “ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte, amén”.
Para el padre
Driscoll, Brandsma ha sido un ejemplo de cómo sanarse desde la humildad
y el amor al prójimo. “Sus compañeros de prisión debían estar muy deprimidos,
pero él siempre mostraba buen ánimo y mucha amabilidad hacia ellos”. Yo le digo
a la gente que es la fe lo que cura, no tocar este trozo de tela. No hay que
rendirse nunca. Hay que mantener la fe”, sentenció el padre Driscoll.
Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.
Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.
Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.
Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.
Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.
Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.
¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!
Beato Tito, ruega por nosotros...
Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.
Padrenuestro – Ave María – Gloria …