Durante aquellos 53 días en la prisión de Scheveningen
escribió verdaderas joyas de espiritualidad. Mi celda, escrito fechado el 27 de
enero de 1942, recoge con sencillez sus días de cautiverio:
Era necesario adornar un poco esta celda tan fría y desnuda,
por lo que he colocado un pequeño altar, si así puede llamarse. En la celda había un cartón con
marco. Como yo no necesitaba jugar a las damas, lo envolví con un trozo de
papel, y con un clavillo -no me están permitidas la navaja, ni las tijeras-
hice algunas rajitas en las que fijé tres estampas que tenía en el breviario:
en el centro un Cristo en la cruz, de Fray Angélico, no de cuerpo entero, sino
hasta la llaga del costado. A su lado coloqué una estampa de Santa Teresa de
Jesús con su lema "O padecer o morir". Y al otro lado la de San Juan
de la Cruz con el suyo "Señor, padecer y ser despreciado por Vos".
Encontré también dos alfileres, de los cuales uno me sirvió
para fijar debajo de las estampas un trozo de papel en el que escribí en
español la famosa letrilla de Santa Teresa "Nada te turbe, etc.". En
medio he escrito las palabras "Dios tan cerca y tan lejos. Dios está
siempre aquí.”
Y finalmente mi lema "Todos los días como vengan,
etc..."
En mi breviario no tenía ninguna estampa de la Virgen María;
sin embargo su imagen es obligatoria en la celda de todo carmelita, así que
también tuve que solucionar esto. El tomo del breviario que tengo aquí contiene
una bella lámina de la Virgen del Monte Carmelo de Frein von Oer; como no me
parecía bien arrancarla, no he tenido más que colocar abierto el breviario
sobre una rinconera que existe en la parte alta e izquierda de la cama. Cuando
estoy sentado en la mesa me basta con dirigir una mirada a la derecha para
verla, y cuando estoy acostado la mirada cae directamente sobre la Virgen con
la estrella, la Esperanza de todos los carmelitas...
Estoy solo, es verdad, pero el Señor está más cerca de mí
que nunca. Siento ganas de gritar de gozo porque el Señor ha querido que yo le
descubra en toda su plenitud, sin que necesite estar entre los hombres, ni que
los hombres lleguen hasta aquí. El es mi único refugio…
Me siento feliz. Permaneceré aquí siempre, si El así lo
dispone. Pocas veces me he sentido tan feliz.
Confiando en la intercesión del Beato Tito, nuestro compañero de camino y mediación para obtener gracias del cielo, recemos un día más la novena, que hacemos ya de forma indefinida para que puedan seguirse sumando a ella todos los que necesiten y quieran...
Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de
febrero de 1942
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.
Cuando te miro, buen Jesús,
advierto
en ti el amor del más querido
amigo,
y siento que, al amarte yo,
consigo
el mayor galardón, el bien
más cierto.
Este amor tuyo -bien lo sé-
produce
sufrimiento y exige gran
coraje;
mas a tu gloria, en este duro
viaje,
sólo el camino del dolor
conduce.
Feliz en el dolor mi alma se
siente:
la Cruz es mi alegría, no mi
pena;
es gracia tuya que mi vida
llena
y me une a ti, Señor,
estrechamente.
Si quieres añadir nuevos
dolores
a este viejo dolor que me
tortura,
fina muestra serán de tu
ternura,
porque a ti me asemejen
redentores.
Déjame, mi Señor, en este
frío
y en esta soledad, que no me
aterra:
a nadie necesito ya en la
tierra
en tanto que Tú estés al lado
mío.
¡Quédate, mi Jesús! Que, en
mi desgracia,
jamás el corazón llore tu
ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu
presencia
y todo lo embelleces con tu
gracia!
Señor Dios nuestro amante de
la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche
oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las
persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde
siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas,
renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar
por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así
lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su
canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.
Padrenuestro – Ave María –
Gloria …