viernes, 7 de enero de 2022

"Te daré en herencia las naciones"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


La solemnidad de la Epifanía, conmemorada ayer en la liturgia, proyectaba sobre el mundo entero la luz y la paz verdaderas, bajada del cielo a Belén para iluminar y consolar a todos para siempre... Dios, que es real, ha venido al mundo a salvarnos a todos... No hablamos cosas obvias, de esto no sabemos nada; sólo acercándonos a la gracia podemos ir descubriendo por la fe, su misterio, paso a paso...

La obra de la misericordia es inmensa, pero está velada al corazón arrogante y los ojos que no son humildes... hemos de aceptar que Dios sea Dios, y nosotros, sólo instrumentos pequeños en su  manos, pequeños y débiles, pero participes en el hondón del alma de tan gran derroche de bondad, magnanimidad, benevolencia, con que Dios ha querido bendecirnos llamándonos a participar de su misma gloria, gratuitamente...

Desaparece hoy en la liturgia Juan Bautista, el precursor del Señor, y entra en escena Jesús, el esperado, que ya está entre nosotros... Ojalá nuestros ojos vean su salvación, y nuestro corazón bien dispuesto, rejuvenecido y renovado en el misterio de la Navidad, tenga la valentía de ponerse en camino, yendo cada día hacia Él...

"Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra» 

Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando" (Salmo 2)...


Sigamos de ruta, acompañando a nuestros enfermos, acercándonos cada vez más a la confianza... recordándolos a todos, uno a uno... también sus familias... Miremos al cielo, y pidamos por ellos, para que el camino de la fe les ayude a encontrar la perla que guarda su dolor, y podamos recoger de la fe de cada uno, los frutos que deseamos... Que la intercesión del Beato Tito nos ayude a sembrar en tierra buena y recibir de Dios el ciento por uno...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria..