viernes, 12 de mayo de 2017

El fruto del espíritu es amor...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Hemos ido cada día acercándonos a ese "Misterio" inabarcable y a la vez lo más próximo a nosotros, que es la presencia de Dios en el alma, y hemos ido disponiéndonos a gustar y sentir los efectos que esas gracias provocan a su paso...

Empezamos hoy un nuevo itinerario sin salirnos lógicamente de la misma senda que vamos recorriendo, pero sí vamos a mirar dónde y cómo quedan dibujados en el alma las marcas que va dejando el Espíritu, tras haber hecho morada de forma activa, dentro de nosotros...

Tengamos claro que un fruto supone el cultivo de una semilla... no es algo permanente si la planta no lo produce... siempre hace referencia a la planta de la que brota... de ahí que buscando los frutos, seguimos cultivando la planta, no podemos nunca separarnos de la raíz, si no queremos quedar estériles...

Comamos, si lo encontramos, el fruto del amor, que si es el que brota del Espíritu Santo, no es cualquier amor, es CARIDAD...

Si caemos en la trampa de confundir el amor con nuestra propia necesidad de ser amados, paralizamos nuestro propio crecimiento y nos quedamos en lo mas superficial del amor, lo más primario... cuando damos un paso, y otro, y otro.. y nuestro amor madura en el don de Dios, quien ama, ya vive descentrado de sí mismo y se afana por el bien del otro y de los otros... produciendo para ellos los efectos de esta gracia, que es la CARIDAD, que según la misma Palabra de Dios...

"es paciente y bondadosa; no es envidiosa, no es jactanciosa ni orgullosa; 
es decorosa; no busca su interés; 
no se irrita; no toma en cuenta el mal;
 no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. 
Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. 
La caridad no acabará nunca"... 

El prototipo de esta forma de amar es Jesús, y en Jesús podemos amar también nosotros, siendo "sal de la tierra" y "luz del mundo", ayudando como la levadura a fermentar la masa... Estamos muy cerca del don de sabiduría, que nos permitía llegar a mirar con los ojos de Dios, amar con su mismo corazón y sentir sus mismos sentimientos... desde esta realidad el mundo es nuestra casa, Dios nuestro Padre y cada hombre un hermano, esté donde esté, sea quien sea, haga lo que haga...

Son cosas que solo estarán a nuestro alcance, si alcanzamos vivir del Espíritu... y podemos llegar a vivir del Espíritu, porque Dios lo derrama en el corazón del cristiano que acierta a descubrir el proyecto del Reino en la Voluntad de Dios...


Peregrino de la confianza estamos en este camino... es la oración la que hace estos milagros en nosotros... y nosotros rezamos... hemos de seguir sin miedo, abriéndonos paso en la misma comunión de los santos donde estamos sembrando nuestra fe y nuestra confianza... a nosotros nos corresponde la actitud, la disposición, el deseo... lo demás viene de arriba y llegará en su momento...

Vamos a pedir, como todos los días por nuestros enfermos.... por todos, uno a uno... nos acercamos al Beato Tito y le suplicamos que le "robe" a la Madre del cielo las gracias que necesitamos... la fortaleza, la paz, la confianza, la fe, y la salud del alma y del cuerpo de todos los que nos fiamos de Dios y  vivimos de esperanza en su Misericordia...


Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria …