domingo, 29 de mayo de 2022

San Titus Brandsma, ruega por nosotros...

Oración escrita por San Titus Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


2. El Carmelo me fascinó

El papa Francisco, en su mensaje en el Capítulo General de los Frailes, 2019, vinculó la autenticidad a la fidelidad a la propia vocación recibida. Citando en su discurso capitular al beato Tito Brandsma, decía: “Es propio de la Orden del Carmen, aunque es una Orden mendicante de vida activa y que vive en medio del pueblo, conservar una gran estima por la soledad y el desapego del mundo, considerando la soledad y la contemplación como la mejor parte de su vida espiritual”. El padre Brandsma ingresó en el Carmelo atraído por el carisma carmelita: “La espiritualidad del Carmelo, que es vida de oración y de tierna devoción a María, me llevaron a la feliz decisión de abrazar esta vida. El espíritu del Carmelo me fascinó”. El P. Tito no es un nostálgico del pasado, sino que recurre al ayer del Carmelo, a los místicos y modelos de santidad, como figuras proféticas que tienen mucho que decir en el presente. De hecho, fundó en la Universidad de Nimega el ‘Instituto de la mística’, cuyo testigo, sería recogido, décadas más tarde, por el Instituto que habría llevado su nombre.
Tito, amigo de Dios, descuella como un eslabón en “la nube tan ingente de testigos” (cf.Hb 12,1) de la rica tradición espiritual del Carmelo. Supo combinar de forma magistral e integradora la tradición y la modernidad. El beato Tito Brandsma fue un hombre abierto y flexible, con una capacidad enorme de trabajo al que se entregaba con generosidad y pasión.
Vivió con equilibrio y de forma armónica el espíritu contemplativo del Carmelo, siendo un hombre orante, fraterno y profético en medio del pueblo. Quizás sea esa la clave para entender su personalidad versátil en la diversidad de tareas a las que se dedicó: rector de la Universidad católica de Nimega, profesor, conferenciante, traductor y estudioso, fundador de colegios, promotor del movimiento ecuménico, periodista profesional y delegado del episcopado holandés para la prensa, además de llevar una intensa vida apostólica (atendiendo emigrantes italianos o escribiendo las cartas de una chica analfabeta a su familia). Destacó por su espíritu fraterno, humanidad entrañable y ternura hacia los que le rodeaban (alumnos, colegas, amigos, etc.), haciendo del diálogo el nuevo nombre de la caridad.
En el beato Tito –como nos recordaba el papa Francisco– la contemplación y la compasión se encontraron de forma natural, sin reducir “la espiritualidad a pseudomística o solidaridad de fin de semana” o caer en la tentación de invisibilizar a los pobres para que no nos cuestionen.
                                                            -Carta del Prior General a la Familia Carmelita-


Sigamos encomendando a nuestro enfermos a su poderosa intercesión y demos gracias a Dios por su testimonio y por su canonización.

San Titus Brandsma, ruega por nosotros:

"Dios de la paz y de la justicia,
Tú que abres nuestros corazones al amor
y a la alegría del Evangelio
incluso en medio de las innumerables formas de violencia
que pisotean la dignidad de nuestros hermanos y nuestras hermanas,
ayúdanos con tu gracia,
para que, como san Titus Brandsma,
podamos con compasión, ver más allá de los horrores de la injusticia,
y contemplar tu gloria que resplandece a través de los mártires
de todos los tiempos, y ser así tus testigos auténticos en el mundo de hoy. Amén".