sábado, 27 de abril de 2019

"Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste"...



Seguimos encontrándonos con otro nuevo 27, ya de abril, en el corazón mismo de la pascua, y empezamos agradeciendo al Señor el camino recorrido dirección la confianza, que tantas gracias ha traído a nuestra vida personal, a través de los vínculos contraídos por la gracia de la comunión... Vamos conociendo al Señor más de cerca y valorando también mucho más lo que significa vivir cobijados en su misericordia, acercándonos cada día a su voluntad, que es donde de verdad somos amados... 

Sigue la liturgia alargando el gran día, la gran noticia, el magno acontecimiento que hace desbordar de gozo y gratitud, a toda la Iglesia, y a los cristianos que alumbrados por la fe, reconocemos al Señor vivo y resucitado, de donde extraemos sentido, al vivir, al sufrir, al amar, al compartir, al confiar...

Impresiona la actitud de los discípulos y apóstoles de Jesús, si vamos de su mano recorriendo los hechos y dejándonos llevar por ellos al núcleo de la fe, buscando ser también nosotros afectados por la experiencia del encuentro con el resucitado, que ha traspasado las sombras de la muerte acercándonos la luz y la paz de su victoria, que también es la nuestra, si nos adherimos a su persona y acogemos su don...


También nosotros, revestidos de fortaleza, seremos testigos de otros valores, que no se limitan al tiempo, ni a lo temporal, sino que destruida la barrera de nuestros límites, avanzamos decididos en la conquista de bienes superiores que son eternos... somos ciudadanos del cielo...

Recordando, como solemos hacer cada día, a los enfermos del blog... todos, uno a uno... también sus familias... volvemos a mirar al cielo suplicando salud para todos a través de la intercesión del Beato Tito, en la esperanza de que el cielo desborde bendiciones y nos cubra... 
"confiando en el Señor, no me he desviado"...


 Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro - Ave María - Gloria...