sábado, 28 de abril de 2018

"Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


"Dice Felipe a Jesús: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta". 
Jesús le replica: "Hace tanto tiempo que estoy con vosotros, 
¿y no me conoces Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. 
¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? 
¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? 
Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. 
El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. 
Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. 
Si no, creed a las obras" (Jn. 14, 8-11).

El misterio que encierra la Persona de Jesús, no deja de cuestionar a los suyos; y en ellos, podemos vernos también nosotros... Quiere Jesús "desvelarnos" con su Palabra, secretos que necesitamos para vivir... y ¡cómo nos cuesta acercar sin resistencias el oído a sus propuestas!!... La vida necesita raíces que nos den firmeza a la hora de enfrentarnos con realismo, a su verdadero contenido, aunque desconocido... incierto... inseguro... Es la Palabra de Jesús, un intento por su parte, de abrirnos camino, situándonos en una perspectiva más real, más firme, más consistente, que donde solemos apoyar nuestros sueños "infantiles" de omnipotencia, creyéndonos los dueños del mundo...

Somos sólo ¡y nada menos! que criaturas; eso sí, salidas de las manos del Creador para vivir en relación filial y amorosa, con Él y entre nosotros... y ¡¡no lo entendemos!! nos cuesta asimilar la única verdad que contienen nuestros días sobre la tierra... Seducidos por el bienestar... lo placentero... lo efímero...nos separamos de la fuente quedándonos al margen de la corriente de donde tenemos que fluir, para realizarnos como seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios Creador...


Bien podemos decir que la Palabra que tenemos delante es un canto a la confianza... Parece que Jesús está deseando dársenos ÉL mismo; a cambio, eso sí, de una condición, ¡¡que se lo pidamos!!... Es como si estuviera esperando nuestra oración de petición, llena de confianza, para abrirnos de par en par las puertas de su misericordia... Nos insiste una y otra vez en que le pidamos... No nos pone, pues, una condición difícil, o insuperable... lo tenemos al alcance de la mano... necesitamos sólo, «pedir»... Y sin embargo, esto que parece tan sencillo, implica adoptar ante el Señor una actitud de profunda humildad... Reconocer que lo bueno que hay en nosotros, nos es concedido por el único Bueno... es «creer» en su Palabra y estar seguros de que lo que nos dice se cumplirá... 

Hemos de abandonar nuestra vida en sus manos, seguros de que de ésta forma, nuestra vida está a salvo... y, al mismo tiempo, esta bondad de Jesús nos está reflejando el verdadero rostro del Padre, de quien Él es su imagen perfecta... se hizo hombre precisamente para que conociéramos en Él, al Padre... Y si tal es la revelación que nos hace del Padre, ¿Qué duda puede haber de confiarnos enteramente en sus manos?... No temamos al dolor y al sufrimiento; Él anduvo por delante de nosotros ese camino, y nos enseña que el final está mas allá: en la Resurrección y en la Vida... Vivamos en comunión e intimidad con las divinas Personas... Es nuestra felicidad en esta vida, y lo será además para siempre...


Acerquemos entonces, como solemos hacer cada día, a los enfermos del blog, a esta gracia que compartimos al rezar unidos, unos por otros... Pensemos en todos, uno a uno... también en sus familias y presentemos a Dios nuestra súplicas, de manos del Beato Tito,  nuestro intercesor... De Dios se alcanza, cuanto de Él se espera, y nuestras insistente perseverancia, es ya fruto de la fe, que queremos expresar desde dentro de la confianza; aún en los peores tramos que nos hacen sentir vulnerables... Pero nos conforta y consuela saber de quién nos fiamos y quién camina con nosotros, diciéndonos cómo... por dónde... hacia dónde...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María