viernes, 29 de marzo de 2019

"Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz"...



 Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Viene el Señor, un día más en la liturgia, como siempre tomando la iniciativa y dando el primer paso, buscando consolar nuestro corazón herido de egoísmo y torpe de amor, retándonos, esta vez, a vivir en las dos vertientes que dan sentido a cada acontecer mientras recorremos el tiempo... la única ley que debemos cumplir es la de amar, a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos... 

Las lecturas de la misa de hoy nos instruyen de forma práctica y concreta... tenemos que desprendernos de lo que no merece nuestra atención, ni nuestro interés, y dedicarnos a construir los valores que nunca pasan, y que son, no sólo válidos, sino necesarios y determinantes para que podamos crecer y madurar en la Voluntad de Dios, que es el ámbito donde podemos perder el miedo a lo que nos sobrepasa y descansar en la libertad de sentirnos amados, cuidados, seguros... Dios es nuestro Padre...

La llamada a la conversión es siempre un grito de esperanza contenido en la Palabra de Dios, que cada día la gracia nos acerca en la liturgia, en el deseo de que nuestro corazón la perciba, la acoja, y la guarde activamente hasta dar fruto... Escuchemos en actitud orante el salmo 80, que nos acerca la luz para captar el actuar de Dios sobre nosotros, a fin de que reconozcamos su presencia cercana y continua...

"Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste en la aflicción, y te libré. 

Te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel! 

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!
Los alimentaría con flor de harina,
los saciaría con miel silvestre»" (Salmo 80)...


Que no les falte a ninguno de los enfermos del blog, peregrinos de la confianza, nuestro recuerdo diario en la oración común que elevamos al cielo, implorando la salud para todos, y el consuelo y la fortaleza, para ellos y sus familias... Que la intercesión del Beato Tito nos alcance los frutos que esperamos de la fe de todos, y el cielo nos devuelva bendiciones por cada suspiro, elevado humilde y confiado, en la paciencia de la esperanza que nos habita, alumbrando las sombras que produce el dolor y la lucha de lo que tantas veces nos parece superarnos...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro - Ave María - Gloria...