viernes, 26 de marzo de 2021

"En el peligro invoqué al Señor, y me escuchó"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Acercarnos a Jesús cuando está tan próximo a Jerusalén, y observar las actitudes de los que van al acecho cercándole el espacio, es sobrecogedor y cuestionante, porque ciertamente, también nosotros, imitamos estos comportamientos por seguir la corriente, sin mucha conciencia de ello, dejándonos llevar de quienes maquinan dónde hemos de ir todos, y qué hemos todos de hacer…

Es conmovedor escuchar a Jesús decir, "os he hecho muchas obras buenas, ¿por cuál de ellas me apedreáis?"... ¡¡Cómo el mal es incapaz de soportar el bien!!, y cómo Jesús avanza, seguro de que con él nos va a todos la vida, por lo que no titubea en llegar hasta el final, cueste lo que cueste; y le valdrá su vida, a fin de que todos podamos vivir para siempre…

¡¡Si tuviéramos ojos para ver y corazón para acoger tanto amor!! y es por la escucha por donde nos viene esta gracia que debemos desear y disponernos a recibir... Incorporemos cada día un espacio, aunque sea pequeño, a nuestro vivir cotidiano, donde escuchemos y dejemos reposar la Palabra de Dios, para que despertemos la conciencia al amor verdadero, que se entrega libremente por nosotros y nos salva... Recemos con confianza el salmo 17, servido hoy en la liturgia, reconociendo que sólo cimentados en la Roca, que es Cristo, podemos hacer pie, cuando arrecian los vientos a que nos tenemos que enfrentar cada día...

"Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. 

Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. 

 Me cercaban olas mortales,
torrentes destructores me aterraban,
me envolvían las redes del abismo,
me alcanzaban los lazos de la muerte. 

 En el peligro invoqué al Señor,
grité a mi Dios:
desde su templo él escuchó mi voz,
y mi grito llegó a sus oídos" (Salmo 17)...

Seguimos pisando tierra movediza, reforcemos la oración, sostengamos entre todos la llama de la fe... Pensemos, como cada día, en los enfermos del blog... todos, uno a uno... también sus familias... sumemos los infectados de esta pandemia y pidamos para todos socorro al cielo por la intercesión del Beato Tito... en su fe apoyamos la nuestra, ansiosos de ver frutos de vida nueva entre nosotros, que nos adhieran al Señor, comprometidamente...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria