lunes, 31 de enero de 2022

"Levántate, Señor, sálvame"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


El milagro que realiza Jesús en el evangelio, proclamado hoy en la liturgia, es de gran importancia, aunque la escena nos deje un tanto sorprendidos, y pueda incluso desviarnos la atención de lo esencial... Jesús se enfrenta al mal que nos habita, y lo expulsa de nosotros con su sola presencia... no le pasa a Jesús desapercibido las cadenas que nos atan a tantos malos espíritus, que se van quedando con nuestra libertad, mientras nosotros, nos vamos quedando solos y aislados, esclavos de todo...

Acerquémonos a Jesús y permitámosle que nos cure con su gracia... el espíritu del mal, que ronda a nuestro lado, reconoce a Jesús antes que nosotros... no seamos ingenuos, que somos débiles y frágiles a dejarnos seducir por cualquier mentira inaparente, que se lleva lo mejor de nosotros dejándonos sin nada...

El poder de la Palabra de Dios puede renovarnos, capacitándonos a la vez para la alabanza, que es lo que engrandece al ser humano, de cara a Dios y su misericordia... Recemos con la liturgia el salmo 3, convencidos de que la súplica humilde y el agradecimiento, son los latidos que crean la actitud adecuada en nosotros para acoger la gratuidad del amor de Dios...

"Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«Ya no lo protege Dios»

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito, invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor" (Salmo 3)... 


Recordamos ahora a nuestros enfermos... todos, uno a uno... también sus familias... ponemos a cada uno al amparo de la intercesión del Beato Tito, pidiendo la salud, la fuerza, la fe y la confianza para todos... en la esperanza de que el cielo escucha, atiende y acoge esta súplica confiada que hacemos llegar hasta allí, y que sin duda, a cambio nos devolverá la gracia para permanecer en este camino seguro, mientras avanzamos en la Voluntad de Dios... Somos amados y cuidados por el amor incondicional de Dios, ¡¡misterio inabarcable para nuestra medida!!, pero eficaz y potente en cada uno de nosotros... Dios es fiel...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria...