viernes, 5 de febrero de 2021

"El Señor es mi luz y mi salvación"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Los mártires, testigos y defensores de la verdad, son semillas de la fe que florecen en otros, expandiendo y dilatando el Reino, y esta injusticia, escandalosa y escalofriante, es una constante que se mantiene en el tiempo de generación en generación... La vida, que es el valor primordial que todos tenemos, se les exige a muchos caprichosamente, además de forma violenta, sin argumentos y sin razones, movidos sólo por la soberbia, la envidia y el egoísmo exacerbado, que hace pensar hasta creer, que con la muerte desaparece la persona que estorba y se enmudece el timbre de su voz, cosa imposible de conseguir, como vemos hoy en la figura de San Juan Bautista, a quien asistimos a su asesinato en el evangelio de la misa...

También hoy la Iglesia celebra en su liturgia el martirio de Santa Águeda, un testigo de  valores "pasados de moda" que debemos considerar, porque son palabra para nosotros, y luz para nuestro camino... Igualmente el Beato Tito, con quien caminamos cada día a la confianza, condenado a un martirio lento y cruel por defender la libertad que debería ser de todos, y que unos pocos se quieren apropiar de ella hasta estos extremos, de forma desordenada y desenfrenada...

Desgraciadamente, el martirio es de todos los tiempos... ¿qué hay en el corazón, de quien para bien vivir, mata?... recordemos el aborto, martirio contemporáneo socializado, que tantas vidas está arrojando a la muerte sin piedad... y la fe, ¿de qué está hecha que incita a dar muerte al coherente, al pacífico que defiende la verdad sin presiones, al libre que predica la vida haciendo frente a la cultura de la muerte que se va imponiendo, derribando la vida, valor fundamental que todos debemos cuidar?... Atendamos a Jesús y aprendamos sus valores... escuchemos su Palabra y atrevámonos a romper filas dando paso al Reino, que es la cultura de la vida, del cristiano y del creyente... Recemos con fe el salmo 26 y creamos lo que decimos al rezar...

El Señor es mí luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? 

Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. 

Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca. 

Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches" (Salmo 26)... 


Perseveremos en la oración y recemos con confianza y fe, por todos nuestro enfermos, uno a uno... cada uno en su situación, con sus sombras... sus dudas... sus temores... sus dolores... también sus familias... ¡¡Beato Tito, escucha nuestras súplicas, preséntalas a Jesús para que puestos sus ojos en cada uno, se realice en cada uno su Voluntad!!... ¡¡No nos cansemos!!... mantengamos la llama de la fe y demos con ella luz y calor a cada hermano, haciendo crecer entre nosotros la comunión...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria