miércoles, 24 de febrero de 2021

"Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


No hay más razón para convertirnos que el amor de Dios en Jesús, amor hasta el extremo, sin condiciones, gratuito... Conocer a Jesús, aceptar su misericordia, acoger su Palabra, nos permite pisar caminos nuevos, desde otros criterios y otra actitud... el verdadero signo que Dios ha dado al mundo es la resurrección de Cristo, y ahí tenemos que centrar la vida los cristianos, si de verdad queremos vivir para siempre...

Vayamos con Jesús a Jerusalén, y saboreemos hasta dónde somos amados.... tengamos la capacidad de trascender, dejando enterarse al corazón de otras verdades que no consideramos mientras vivimos... Ojo!!, el tiempo es fugaz, y podemos vivir distraídos, soñando ilusiones vanas que nos cercan el mundo en nosotros, lo nuestro, y lo de nosotros... y la vida es más amplia, porque el amor de Dios incluye a todos, y todos hemos de llegar a Él, y algunos, no lo harán sin nosotros...

Pisemos los caminos de Dios, volvamos al redil, y aprendamos a amar en el mismo amor de Jesús, que ha roto fila apostando por nosotros hasta salvarnos... Que nuestra gratitud a ese amor infinito, sea la verdadera causa de conversión que nos dé un corazón de carne, disponible para extender su mismo amor a todos... Recemos con la liturgia el salmo 50, reconociéndonos pecadores, egoístas, y débiles para amar sin condiciones a todos...

"Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. 

 Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

 Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias" (Salmo 50)...


Rezando como cada día unos por otros, pensemos hasta recordar a todos, en los enfermos del blog, uno a uno... también sus familias... Que la intercesión del Beato Tito nos alcance del cielo lo que pedimos de corazón, en el deseo de que el cielo derrame la bendición sobre cada uno de ellos y sean todos curados... Que nuestra respuesta sea la adhesión a los deseos de Dios y nos decidamos a vivir de su gracia, de su presencia, de su palabra...
"confiando en el Señor, no me he desviado"....

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria