sábado, 28 de mayo de 2022

San Titus Brandsma, ruega por nosotros...


1. Testigo de la verdad

El mundo y la misma Iglesia nos piden hoy un testimonio claro y auténtico de vida. “Nuestro deseo es que la gente vea lo que los carmelitas están llamados a ser” (PG 2019-25). “¿Qué tales habremos de ser?” (cf. Sta. Teresa, C 4,1) –preguntaban nuestros santos–. ¿Quién soy yo? es, en definitiva, la pregunta espiritual por excelencia. La intensa vida del beato Tito Brandsma nos ayuda a descubrir que, cuando la ‘identidad’ se entiende sólo como una condición para la ‘acción’, corremos el riesgo de perdernos y no hacer nunca nada. La identidad no es sólo una condición más para la misión. Identidad y misión van estrechamente unidas. El carisma es vida, no especulación. Hay que asumir una interacción dinámica entre identidad y misión, en la cual nuestras acciones ayudan a definir nuestra identidad y viceversa.1 El beato Tito nos recuerda que nuestra vida se convierte en testimonio cuando va acompañada de obras. El carmelita neerlandés recuerda a sus frailes: “Es preferible ser un ignorante, pero lleno de fe, que un sabio sin entrañas… Porque sólo el hombre que actúa estrechamente unido a Dios puede estar verdaderamente unido al prójimo.Sólo el que se nutre de Dios puede dar testimonio de Dios con las obras”. En otra ocasión dirá: “Lo que embellece nuestra vida en común no es tanto el derecho y el deber como la ayuda y la misericordia”. La Iglesia necesita de los santos de todos los días, aquellos que llevan la vida ordinaria con coherencia, los “santos de la puerta de al lado”2 –como le gusta llamarlos al Papa Francisco–; pero, también, de aquellos que tienen la valentía de aceptar la gracia de ser testigos hasta el final, hasta la muerte. Todos ellos –entre los que se encuentra nuestro hermano Tito– son la sangre viva de la Iglesia.
                                                           -Carta del Prior General a la Familia Carmelita-


Sigamos encomendando a nuestro enfermos a su poderosa intercesión y demos gracias a Dios por su testimonio y por su canonización.

San Titus Brandsma, ruega por nosotros:

"Dios de la paz y de la justicia,
Tú que abres nuestros corazones al amor
y a la alegría del Evangelio
incluso en medio de las innumerables formas de violencia
que pisotean la dignidad de nuestros hermanos y nuestras hermanas,
ayúdanos con tu gracia,
para que, como san Titus Brandsma,
podamos con compasión, ver más allá de los horrores de la injusticia,
y contemplar tu gloria que resplandece a través de los mártires
de todos los tiempos, y ser así tus testigos auténticos en el mundo de hoy. Amén".