viernes, 3 de marzo de 2017

bueno es rezar unos por otros...




Es preferible ser un ignorante, pero lleno de fe, que un sabio sin corazón... Porque sólo el hombre que actúa estrechamente unido a Dios puede estar verdaderamente unido al prójimo. Sólo aquel que se nutre de Dios puede dar testimonio de Dios con las obras.

Primero de todo nosotros debemos ver a Dios como la base fundamental de nuestro ser. Esta base nace de la profundidad más interna de nuestra naturaleza. Sí, nosotros estamos en contemplación continua de Dios y lo adoramos no sólo en nuestro propio ser, sino en todo lo que existe: ante todo en el prójimo, también en la naturaleza, en el cosmos, presente en todo y todo penetrante con la obra de sus manos.

Conservad dentro de vosotros el sol de la gracia.

La oración es una vida, no un oasis.


Dios está muy cerca y todo lo que existe procede de su mano y actúa bajo su mirada. Puesto que por su acción, por su gracia y por su vida está siempre, tan presente en nosotros, debemos aprender a vivir con Él. Debemos aprender de nuestros padres la vida interior que les unía con El y les unía entre ellos, abriéndoles los oídos para escuchar y los labios para hablar.




Todos tenemos alguna necesidad o vivimos cerca de alguien que la tiene... 

hacemos un momento de silencio y ponemos ante el Beato Tito la intención que queremos hacer llegar a la presencia de Dios para que nos sea devuelta en gracia...

el dolor que tanto duele, es compañero inseparable de la vida del hombre, por eso tenemos que aprender a vivirlo para que nos madure y no nos destruya, sabiendo que Dios es nuestro Padre y que la última palabra siempre es de vida y esperanza.

La Madre del Carmen, sin duda, pone ante Jesús el presente que el Beato Tito le presenta... por eso podemos rezar confiados...

 Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria …