En su pensamiento (por lo que conocemos) fue un hombre abierto, un tanto ecléctico, que duda de los sistemas uniformes y cerrados, aunque se muestra firme en lo esencial. Le gustaba confrontar opiniones y buscar ese algo de verdad que todas ellas tienen. Este aspecto de su personalidad destaca más, si cabe, si tenemos en cuenta el momento que se estaba viviendo en Europa (crispación, totalitarismo, nacionalismo exacerbado y xenófobo, etc). Mientras él daba sus clases de filosofía en la facultad, las juventudes hitlerianas quemaban los libros de todos aquellos autores considerados peligrosos o contrarios al régimen (Tucholsky, Kafka, Marx, Freud, Brecht...). En más de una ocasión recordaría el profesor de Nimega la frase del gran filósofo alemán Heine, casi cien años antes: el pueblo que empieza quemando libros, acaba quemando seres humanos.
Podemos decir -por tanto- que era un hombre profundamente dialogante, en el sentido más radical y hermoso de la palabra. Sus diálogos con el Sargento judicial Hardegen a lo largo del interrogatorio, son un precioso testimonio de esto que decimos. Supo ser en todo momento a lo largo de los interrogatorios, un hombre honesto, sincero, firme, respetuoso... cuando todo invitaba a lo contrario.
Las palabras de Jesús dan siempre esperanza... Palabras que desvelan horizontes que no percibimos... nuestros ojos tienen que aprender a mirar hasta que vean...
Nosotros, tan inmersos en lo inmediato; tan primarios en la percepción; tan impulsivos para lo placentero; tan centrados en nosotros mismos... ¡cómo nos cuesta penetrar la realidad, hasta intuir el misterio y adherirnos al don!!!
El dolor que es tan amenazante, que tanto asusta y que de tantas maneras procuramos evitar... es una escuela que hace a los hombres grandes, fuertes, despiertos, muy humanos, hermanos unos de otros, capaces de afrontar compromisos comunes, que prolongan el tiempo en lo eterno...
Pero el dolor es un camino lento, arduo, difícil, duro... que abre brechas y que obliga a otros planteamientos... que necesita el bálsamo de la gracia, la luz tenue de la fe y la fuerza que destila la oración...
Por eso tenemos que ayudarnos; nos necesitamos todos, y todos podemos enriquecernos... no estamos solos... tenemos además hermanos mayores -los santos-, nosotros caminamos en nuestro dolor al amparo del Beato Tito, carmelita, hijo de la Virgen del Carmen que intercede cada día, trasladando nuestra súplica al cielo, y no dudamos que somos escuchados y atendidos, mientras vamos de camino...
Beato Tito, intercede, ruega con nosotros y por nosotros, ¡¡¡ayúdanos!!!
Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de
febrero de 1942
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.
Cuando te miro, buen Jesús,
advierto
en ti el amor del más querido
amigo,
y siento que, al amarte yo,
consigo
el mayor galardón, el bien
más cierto.
Este amor tuyo -bien lo sé-
produce
sufrimiento y exige gran
coraje;
mas a tu gloria, en este duro
viaje,
sólo el camino del dolor
conduce.
Feliz en el dolor mi alma se
siente:
la Cruz es mi alegría, no mi
pena;
es gracia tuya que mi vida
llena
y me une a ti, Señor,
estrechamente.
Si quieres añadir nuevos
dolores
a este viejo dolor que me
tortura,
fina muestra serán de tu
ternura,
porque a ti me asemejen
redentores.
Déjame, mi Señor, en este
frío
y en esta soledad, que no me
aterra:
a nadie necesito ya en la
tierra
en tanto que Tú estés al lado
mío.
¡Quédate, mi Jesús! Que, en
mi desgracia,
jamás el corazón llore tu
ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu
presencia
y todo lo embelleces con tu
gracia!
Señor Dios nuestro amante de
la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche
oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las
persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde
siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas,
renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar
por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así
lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su
canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.
Padrenuestro – Ave María –
Gloria …