martes, 23 de marzo de 2021

"Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Jesús es un misterio, que vino al mundo a desvelarse, pero son pocos los que sintonizan con su mensaje, cuando es la fe la que tiene que iluminar e interpretar su Palabra... Vemos hoy, en la primera lectura de la misa, cómo los israelitas, cuando dejan de ser gratificados, murmuran contra Dios y contra Moisés, que encabeza con ellos el camino hacia la tierra prometida; y es que el ser humano es vulnerable en su raíz, por el pecado que nos ha herido, y lo que trasciende los sentidos nos es difícil descubrirlo y que nos toque...

Nosotros somos el Israel de hoy, y la Iglesia quien viene con nosotros señalando el camino verdadero; y es la fe de la Iglesia, quien nos sostiene, intercediendo por nosotros, mientras traspasamos senderos desconocidos que nos confunden y desaniman, cuando no vemos realizar nuestras expectativas...

No es la vida una trampa que nos sumerge en la suerte o la desgracia al azar, ni Dios es una idea que funciona cuando todo va bien... Dios mismo ha bajado del cielo para que aprendamos a vivir, y tenemos que acercarnos a Él y escuchar su Palabra, porque por ella se hizo todo lo hecho, y en ella está la luz y la vida donde sostenernos y orientar nuestros pasos... Jesús nos quiere entregar su misterio, y nosotros queremos vivir bien, cercando nuestro pequeño mundo en la satisfacción de nuestras necesidades... Es bueno que recemos con fe el salmo 101, para que la gracia nos lleve a la confianza de corazón y la voluntad de Dios nos capacite para recibir de Dios su Omnipotencia...

"Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro
el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco,
escúchame enseguida. 

Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. 

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte" (Salmo 101)...


Seguimos mirando al cielo con el corazón en la confianza... recordamos a los enfermos del blog, todos, uno a uno... sus familias... Que la oración y la comunión sea el sostén de todos los que están sufriendo, y que nuestra fe se vea cuajada de frutos por la intercesión del Beato Tito, que nos alcance del cielo lo que suplicamos con humildad, insistencia, perseverancia... Dios lo puede todo...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria