sábado, 20 de febrero de 2021

"Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


No se escandaliza Jesús de nosotros, que negociamos con el pecado de tantas maneras, frívolos y egoístas, soberbios y avaros, como vemos hoy en el evangelio, servido en la liturgia... más bien, somos nosotros los que hacemos de todo escándalo, sin mucha conciencia de estar pecando con ello, a la vez que cerrándonos a la posibilidad de ser curados... bien claro lo muestra hoy Jesús, sentado a la mesa de los pecadores, levantando la voz a favor de ellos, y enmudeciendo a los que señalan con el dedo a los otros, creyéndose mejores sin serlo, "no necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan"...

Ojalá seamos hoy nosotros los llamados por Jesús, que nos ve en medio de nuestros traspiés, pobres y desprovistos, y le escuchemos, dirigiéndose a nosotros, decir, "sígueme"... Ojalá tengamos, entonces, la valentía de levantarnos y hacer fiesta, dejándole entrar en nuestra propia casa, sin temor al qué dirán, y sin reparos a que digan...

Que nos baste su Palabra, y que nuestra conversión sea sincera.... Recemos el salmo 85, deseando conocer sus caminos, humildes por sabernos necesitados, seguros de poder recibir de su misericordia la gracia de cambiar de rumbo, y ser testigos del poder trasformador de la gracia... La cuaresma es tiempo propicio para dar a Dios la iniciativa de sacarnos de la mediocridad e introducirnos en la coherencia...

"Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti. 

 Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor. 

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica" (Salmo 85)...


Pidamos por los enfermos del blog... uno a uno... también sus familias... y todos los sumados a esta pandemia, que nos entrecorta el respirar... Recojamos nuestro sentir angustiado en la intercesión del Beato Tito y renovemos la confianza ¡¡plena confianza!! somos los peregrinos de esta perla, que conduce, serena, calma... nos fiamos de Dios y a Él confiamos nuestro presente amplio, que cobija el mundo entero...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria