Consciente de su vocación carmelita, supo conjugar una
desbordante actividad con el más fiel cumplimiento de los mínimos detalles de
la vida conventual.
¨La vida de la comunidad me es indispensable para encuadrar
el resto de la jornada¨.
-Beato Tito-
Abrir los ojos a la presencia de Dios, es obra de la gracia en nosotros ciertamente, pero somos nosotros los que tenemos que poner la mirada en esa luz... esa luz es la FE...
Y la fe no es algo añadido, no está fuera de nosotros -aunque podemos quedar al margen- la fe es el misterio que nos envuelve y del que somos parte... que cuando nos abrimos a ella nos sentimos enriquecer en lo cotidiano...
Tenemos que vivir a Dios, porque en Dios vivimos; tenemos que cuidar esa relación y ayudarnos a crecer en ella, si queremos adentrarnos en la confianza y comer de sus frutos...
El ser humano necesita la vida de la gracia para no temer a la Voluntad de Dios, porque Él sí es el dueño del mundo... también de nuestro mundo personal... No podemos sentirnos amenazados porque el dolor venga a convivir con nosotros; el dolor no es la última palabra, es una etapa de la vida de la que se cosechan frutos si nos sembramos a la sombra de esta luz -que es la fe- que te permite pisar firme y saber esperar...
Tenemos que vivir a Dios, porque en Dios vivimos; tenemos que cuidar esa relación y ayudarnos a crecer en ella, si queremos adentrarnos en la confianza y comer de sus frutos...
El ser humano necesita la vida de la gracia para no temer a la Voluntad de Dios, porque Él sí es el dueño del mundo... también de nuestro mundo personal... No podemos sentirnos amenazados porque el dolor venga a convivir con nosotros; el dolor no es la última palabra, es una etapa de la vida de la que se cosechan frutos si nos sembramos a la sombra de esta luz -que es la fe- que te permite pisar firme y saber esperar...
Acercándonos a la intercesión del Beato Tito, donde queremos poner nuestras intenciones... las personas por las que rezamos cada día... hacemos un acto de confianza en que recibe el cielo de manos del P. Tito nuestra súplica y sabemos que no quedaremos defraudados... a su tiempo y en su momento nacerá esa flor que hoy es semilla en cada uno de nosotros...
Beato Tito, ruega por nosotros...
Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de
febrero de 1942
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.
Cuando te miro, buen Jesús,
advierto
en ti el amor del más querido
amigo,
y siento que, al amarte yo,
consigo
el mayor galardón, el bien
más cierto.
Este amor tuyo -bien lo sé-
produce
sufrimiento y exige gran
coraje;
mas a tu gloria, en este duro
viaje,
sólo el camino del dolor
conduce.
Feliz en el dolor mi alma se
siente:
la Cruz es mi alegría, no mi
pena;
es gracia tuya que mi vida
llena
y me une a ti, Señor,
estrechamente.
Si quieres añadir nuevos
dolores
a este viejo dolor que me
tortura,
fina muestra serán de tu
ternura,
porque a ti me asemejen
redentores.
Déjame, mi Señor, en este
frío
y en esta soledad, que no me
aterra:
a nadie necesito ya en la
tierra
en tanto que Tú estés al lado
mío.
¡Quédate, mi Jesús! Que, en
mi desgracia,
jamás el corazón llore tu
ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu
presencia
y todo lo embelleces con tu
gracia!
Señor Dios nuestro amante de
la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche
oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las
persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde
siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas,
renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar
por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así
lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su
canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.
Padrenuestro – Ave María –
Gloria …