jueves, 21 de junio de 2018

"Como un viento impetuoso y saludable, la bondad y la misericordia se han esparcido por el mundo entero"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


No ha sido una cosa más en la Iglesia, la celebración del Jubileo extraordinario de la misericordia ¡¡qué va!! como "un viento impetuoso y saludable, la bondad y la misericordia se han esparcido por el mundo entero. Y delante de esta mirada amorosa de Dios, que de manera tan prolongada se ha posado sobre cada uno, no podemos permanecer indiferentes, porque ella nos cambia la vida" (misericordia et misera, n. 4)... 

Quienes llegaron a tiempo y pudieron "zambullirse" en esta corriente de gracia, ya han quedado "tocados", porque es imposible que Dios pase con su presencia y su don, y no te deje su marca en el alma... Pero, como todo don fecundado, quienes no llegaron dentro del periodo establecido, no se quedarán -si quieren- sin los frutos, porque la gracia sigue manando y floreciendo para todos los que se acerquen, dispuestos y deseosos de enriquecerse en ella...  La corriente de la misericordia surca la vida y el mundo para los que quieran entrar en ella... 


Ayer veíamos que LA ALEGRÍA era uno de los frutos de la misericordia; y no cualquier alegría, sino esa alegría que nos da un talante ante la vida, y que nos permite vivir serenos las vicisitudes y los contratiempos, porque nuestra raíz tiene cimiento... Hoy, añadimos otro, LA GRATITUD... el hijo de Dios tiene que ser agradecido al reconocer por la experiencia de la misericordia en el perdón, que Dios -nuestro Padre- sea todo AMOR... sólo AMOR... y siempre AMOR... Dios derramándose en nosotros por el amor, nos cura las heridas que provoca el pecado, ¡¡drama que todos portamos!!, aunque queramos mirar para otro lado y no reconocerlo, a fin de no complicarnos mucho la existencia... Pero la gran noticia es que su perdón nos restituye el ser que recibimos de Dios, su imagen y semejanza, y nos libera desde el hondón del alma capacitándonos al amor, para ser ofrenda y servicio en bien de los demás... ser misericordiosos...

Sintamos, como dice el Papa, "la necesidad, de dar gracias al Señor y decirle: «Has sido bueno, Señor, con tu tierra, has perdonado la culpa de tu pueblo» (Sal 85,2-3). Así es: Dios ha destruido nuestras culpas y ha arrojado nuestros pecados a lo hondo del mar (cf. Mi 7,19); no los recuerda más, se los ha echado a la espalda (cf. Is 38,17); como dista el oriente del ocaso, así aparta de nosotros nuestros pecados (cf. Sal 103,12)" (misericordia et misera, n. 4)...


Acudamos al Señor y pongamos ante Él nuestra vida entera, con nuestras penas y alegrías, nuestros anhelos y esperanzas... Pensemos unos en otros y recemos... presentemos al Señor el suspiro de cada uno de los que rezamos, buscando caminos que nos arraiguen en la confianza de corazón, porque Dios no puede querer para nosotros más que bien... Recordemos a los enfermos del blog... a todos, uno a uno... también sus familias... pongamos en común nuestras súplicas bajo la intercesión del Beato Tito, para que consigamos del cielo lo que pedimos con fe suplicante... insistente... perseverante...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María