“AL FINAL BRILLARA PARA NOSOTROS LA LUZ ETERNA”.
Después de seis días de viaje en tren, hacinados en los
vagones de ganado, el 19 de junio llegaba a Dachau un nuevo grupo de
prisioneros. Tras rellenar sus fichas y fotografiarlos, les llevaron a
desinfectar y despiojar para darles sus "nuevos uniformes". Al padre
Tito le asignaron el nº 30.492. Ya se habían cumplido cinco meses de tortura,
de humillación, de miseria, de hambre y de enfermedad, de traslados de una
prisión a otra... sabía que era ésta su última parada... ¡faltaban menos de
cuarenta días! y aunque ignorase que el momento final estaba ya tan próximo...
¡llevaba tanto tiempo preparándose para ese precioso instante!...
Le destinaron al bloque 28, el de los sacerdotes polacos.
También en el campo de concentración de Dachau se vio sometido a vejaciones y
malos tratos. Le golpeaban sin piedad, a puñetazos, con mazos y con palos. En
cierta ocasión uno de los kapos, le golpeó tan fuertemente que le tiró
contra el suelo rompiéndole sus gafas. Allí tirado siguió recibiendo patadas e
insultos. El padre Tito no dudó un solo instante en apretar con más fuerza aún
el estuche de sus gafas que contenía su más preciado tesoro: el Santísimo
Sacramento.
Desde los otros dos bloques, en los que estaban los
sacerdotes no polacos, concretamente desde el bloque 26, con enorme peligro
para todos, le llevaban la Sagrada Comunión. Eran las horas más felices de toda
la jornada cotidiana. A pesar de todo, su humor no dejaba de ser agradable...
su serenidad tocaba profundamente los corazones de aquellos que le rodeaban:
No cedáis al odio. Tened paciencia. Nosotros estamos aquí en
un túnel oscuro, pero debemos seguir adelante. Al final brillará para nosotros
la luz eterna.
Qué importante es confiar en Dios!!!... saber que aunque caminemos por cañadas oscuras, Él está a nuestro lado...
El dolor es un drama en nuestra vida que no podemos evadir, ni evitar, y que tenemos que aprender a vivirlo, ayudándonos unos a otros mientras estamos bajo su peso...
La oración es un consuelo, una esperanza... a veces una gran paciencia...
Sin duda no siempre vamos a obtener lo que pedimos, estamos ante un misterio, Dios nos conduce si le dejamos y nos desconfiamos... como bien nos dice por boca del profeta, "soy Dios y no hombre, santo en medio de ti y no enemigo a la puerta"..
Hagamos un día más nuestra ruta en la confianza poniendo como intercesor a nuestro Beato Tito y presentando al Señor a través de él, a las personas que acompañamos en sus sufrimiento, apoyándoles en la fe y para las que queremos que este trayecto de su vida sea una gracia que culmine en la salud para los enfermos o en la solución de sus problemas para aquellos que están agobiados por las circunstancias...
Nos recogemos interiormente y rezamos confiados...
El dolor es un drama en nuestra vida que no podemos evadir, ni evitar, y que tenemos que aprender a vivirlo, ayudándonos unos a otros mientras estamos bajo su peso...
La oración es un consuelo, una esperanza... a veces una gran paciencia...
Sin duda no siempre vamos a obtener lo que pedimos, estamos ante un misterio, Dios nos conduce si le dejamos y nos desconfiamos... como bien nos dice por boca del profeta, "soy Dios y no hombre, santo en medio de ti y no enemigo a la puerta"..
Hagamos un día más nuestra ruta en la confianza poniendo como intercesor a nuestro Beato Tito y presentando al Señor a través de él, a las personas que acompañamos en sus sufrimiento, apoyándoles en la fe y para las que queremos que este trayecto de su vida sea una gracia que culmine en la salud para los enfermos o en la solución de sus problemas para aquellos que están agobiados por las circunstancias...
Nos recogemos interiormente y rezamos confiados...
Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de
febrero de 1942 delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.
Cuando te miro, buen Jesús,
advierto
en ti el amor del más querido
amigo,
y siento que, al amarte yo,
consigo
el mayor galardón, el bien
más cierto.
Este amor tuyo -bien lo sé-
produce
sufrimiento y exige gran
coraje;
mas a tu gloria, en este duro
viaje,
sólo el camino del dolor
conduce.
Feliz en el dolor mi alma se
siente:
la Cruz es mi alegría, no mi
pena;
es gracia tuya que mi vida
llena
y me une a ti, Señor,
estrechamente.
Si quieres añadir nuevos
dolores
a este viejo dolor que me
tortura,
fina muestra serán de tu
ternura,
porque a ti me asemejen
redentores.
Déjame, mi Señor, en este
frío
y en esta soledad, que no me
aterra:
a nadie necesito ya en la
tierra
en tanto que Tú estés al lado
mío.
¡Quédate, mi Jesús! Que, en
mi desgracia,
jamás el corazón llore tu
ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu
presencia
y todo lo embelleces con tu
gracia!
Señor Dios nuestro amante de
la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche
oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las
persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde
siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas,
renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar
por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así
lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su
canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.
Padrenuestro – Ave María –
Gloria …