sábado, 30 de junio de 2018

"No nos dejemos robar nunca la espera que proviene de la fe en el Señor resucitado"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


"La misericordia tiene también el rostro de la consolación. «Consolad, consolad a mi pueblo» (Is 40,1), son las sentidas palabras que el profeta pronuncia también hoy, para que llegue una palabra de esperanza a cuantos sufren y padecen" (misericordia et misera, n. 13)... El dolor nos oprime, la adversidad altera nuestra armonía y las pruebas de la vida son inevitables... y aun así, Dios no está distante de nosotros "no nos dejemos robar nunca la esperanza que proviene de la fe en el Señor resucitado"... 

El cristiano tiene que vivir la certeza de ser amado por el Señor, y lo tiene que percibir en los gestos simples con que llegan a nosotros muchos hermanos y  hermanas, que se acercan a enjugar nuestras lágrimas dándonos apoyo, afecto, comprensión, consuelo... Todos pasamos por el sufrimiento y todos necesitamos alguna vez, que alguien nos permita sentir a Dios cerca, a través del consuelo que nos dan los hermanos... Ante el dolor no valen muchas explicaciones, estamos ante un misterio que nos sobrepasa... no tener argumentos para interpretarlo a quienes sufren, no nos impide acercarnos en silencio a su lado y ofrecer el consuelo de nuestra compañía, como gesto fraterno de compasión y solidaridad... Según el Papa, también el silencio pertenece al lenguaje de la consolación... 


Las obras de misericordia son los deberes impuestos por el Pontífice al cristiano de nuestros días como talante habitual, que dé a la caridad, espacio y forma, que ayude a humanizar a nuestro "despistado" mundo, a través de nuestras acciones... Alistémonos a estas filas y demos al mundo color y sabor, de fraternidad, caridad y misericordia...

Volvamos a rezar unos por otros y pensemos, hasta recordar a todos, en los enfermos del blog... en todos, uno a uno... también en sus familias... Acogidos a la intercesión del Beato Tito, miremos al cielo suplicantes y confiados, hasta dar frutos a nuestra fe... El amor de Dios, derramado en cada corazón, hará posible que la fortaleza, el consuelo, la esperanza y la paz, nos permitan seguir avanzando en la confianza de corazón hasta que la fe nos configure en los hijos que Dios quiere y espera de cada uno...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María