sábado, 28 de noviembre de 2020

"Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


La liturgia nos quiere abrir caminos hacia la Vida para que demos paso a la gracia, y es la misma Palabra de Jesús quien nos llama a la conversión, en el intento de que no olvidemos que la vida es sólo camino, y en la meta, es donde está la VIDA... 

El disloque de este mundo nos tiene atrapados en la confusión, queriéndonos hacer creer que con soñar podemos ver cumplidos nuestros deseos, y no es verdad; el ser humano está hecho de otra "pasta" que lo puramente superficial y vano, y no vamos a encontrar lo que buscamos, hasta que traspasemos el umbral del tiempo, y rendidos a la misericordia, Dios nos abra sus brazos y nos reciba a su lado, dándonos a conocer lo que su amor guardaba para nosotros...

El grito de la liturgia que se escucha hoy en la Iglesia al cerrar el año cristiano, "Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!", tiene que ser la actitud que hemos de mantener en la vida, generando esperanza en nuestro corazón, para avanzar, a la luz de la fe, iluminando las tinieblas del mundo... Salgamos del atasco de la avaricia ¡¡no somos Dios!! ¡¡no podemos dominar la existencia!!... seamos humildes y pisemos suelo firme, deseando la verdad, el bien, la luz... El salmo 94, nos da las pautas para rezar hoy, buscando al Señor, dejándonos encontrar por Él, que ya nos buscaba, antes de comenzar nosotros esta andadura...   

 "Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. 

 Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos. 

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía" (Salmo 94)...


Volvamos a rezar para que de verdad despertemos al deseo de Dios sobre nosotros, y se realice con nuestra adhesión a ello -en cada uno- la obra de la gracia... Pensemos, hasta recordar a todos, en los enfermos del blog, uno a uno... también sus familias... Miremos al cielo amparándonos una vez más en la intercesión del Beato Tito, para que presente ante la Virgen y su Hijo nuestras súplicas confiadas... Sabemos que pedimos milagros, pero es aquí donde se pueden pedir, y desde aquí, de donde se pueden esperar... cultivemos la fe hasta recoger sus frutos...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria