sábado, 4 de junio de 2022

San Titus Brandsma, ruega por nosotros...


Oración escrita por San Titus Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


  -Conclusión, Carta del Prior General a la Familia Carmelita-

Nosotros, los carmelitas, en este momento crucial de nuestra historia, en el que la humanidad sigue debatiéndose entre la guerra, la violencia, las desigualdades flagrantes y tantos otros males, seguimos confiando plenamente en la misericordia y en la gracia de Dios.
Denunciamos, con la fuerza profética de Elías, todo lo que destruya al ser humano, a nuestros hermanos y hermanas con los que compartimos plenamente la peregrinación de la vida, con sus gozos y esperanzas, con sus tristezas y angustias (cf. GS 1). Al mismo tiempo, deseamos descubrir, contemplar y reflejar los hermosos signos –a veces frágiles y escondidos– de la presencia de Dios en nuestras vidas. Con realismo, y, asimismo, con la mirada de la fe, hallamos la hermosura que el Espíritu de Dios derrama por doquier.
Como la primera comunidad cristiana, “junto a María, la Madre de Jesús” (Hch 1,14), también nosotros queremos ser un signo de esperanza y de ánimo para todos los que entran en contacto con la espiritualidad del Carmelo. Anhelamos reflejar, como hizo el P. Tito Brandsma en situaciones muy dramáticas, la misericordia y la ternura de Dios. Por ello, hago mía la hermosa invocación del beato Tito en uno de sus ejercicios espirituales: “Como los apóstoles, queremos perseverar unánimemente en la oración con María, la Madre de Jesús, abrigando la confianza de que, por su intercesión, descenderá sobre nosotros el espíritu de la renovación, enardeciendo nuestros fríos corazones… ¡María será nuestra guía!”.
María, Madre y Hermana nuestra, que, al pie de la cruz (cf. Jun 19,25), te has asociado a la bondad del corazón manso y humilde de Cristo (cf. Mt 11,29), te pedimos por todos los que sufren a causa de su fidelidad a Cristo y a su Iglesia. Tú que eres Reina de los mártires, ayúdanos a ser testigos creíbles del Evangelio, respondiendo al mal y a la injusticia con la fuerza del perdón, la verdad y la caridad.


Sigamos encomendando a nuestro enfermos a su poderosa intercesión y demos gracias a Dios por su testimonio y por su canonización.

San Titus Brandsma, ruega por nosotros:

"Dios de la paz y de la justicia,
Tú que abres nuestros corazones al amor
y a la alegría del Evangelio
incluso en medio de las innumerables formas de violencia
que pisotean la dignidad de nuestros hermanos y nuestras hermanas,
ayúdanos con tu gracia,
para que, como san Titus Brandsma,
podamos con compasión, ver más allá de los horrores de la injusticia,
y contemplar tu gloria que resplandece a través de los mártires
de todos los tiempos, y ser así tus testigos auténticos en el mundo de hoy. Amén".