domingo, 15 de diciembre de 2019

"Ven, Señor, a salvarnos"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!

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La alegría es la actitud reflejada por la Iglesia en su liturgia el tercer domingo de adviento, alzando la voz sobre todos los desalientos que nos invaden y todas las catástrofes que nos atormentan... Dios encarnado y próximo a nosotros, es la respuesta a cualquier pesimismo que quiere acaparar los primeros planos en la vida real... La alegría verdadera cantada por el profeta Isaías en la primera lectura de la misa de hoy, apunta a una distancia más larga pero más intensa y duradera...

La soberbia del ser humano retándose a "ser como Dios", ha conseguido desestabilizar hasta el caos, lo creado para la armonía y la paz... no obstante, no es ésa la última palabra que se escucha sobre el mundo y la vida de las personas haciendo renacer la esperanza... El amor de Dios ha rasgado el cielo y Él mismo ha venido hasta nosotros para decirnos por dónde avanzar y cómo llegar...

Lo confirma el salmo 145, como testigo de que Dios está siempre cerca, haciendo maravillas, si nos dejamos moldear en su gracia... Hacen falta ojos, que los da la fe, para alumbrarnos en esa luz y confiar, esperando el momento que Él aguarda para manifestarnos su presencia...


"El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente
hace justicia a los oprimidos,

da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. 


El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad" (Salmo 145)...

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Recordar a los enfermos del blog... todos, uno a uno... también sus familias... es renovar nuestra fe y alimentarla en la eficacia de la comunión de los santos, donde somos todos complementados y enriquecidos... que la intercesión del Beato Tito nos ayude a rezar humildes y confiados, por todos y cada uno, esperando la bendición del cielo sobre cada situación y cada dolor... .
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria …

2 comentarios:

  1. “VEN, SEÑOR, A SALVARNOS”
    Salmo 145

    Y vino el Señor, que nos salva cada día que necesitemos de su misericordia, sólo tenemos que disponer nuestros oídos para escuchar la Palabra, los ojos para ver las proezas del Señor creador y la voz para cumplir la misión apostólica que Cristo nos mandó. El Señor está entre nosotros, en forma de amor de Dios, continuo y constante; es el Espíritu Santo, quien nos reconduce con reiterada paciencia y amor al Reino, que comienza aquí y culmina en la presencia de Dios por toda la eternidad.

    Más de una vez estamos ciegos, sordos, paralizados, incluso muerto a la vida eterna, porque no queremos ver, oír, caminar a su lado, ni vivir para renacer a la vida eterna. Nos deslumbran los bienes materiales, el poder, las debilidades de nuestra naturaleza... la envidia, la lujuria, la avaricia y otras actitudes poco cristiana, nos arrastran por caminos que a veces destrozan nuestras vidas y la de otros que están al alcance de nuestras acciones. Tenemos que tener cuidado, porque no siempre nos da tiempo de volver al camino que Dios nos tiene preparado, a pesar de que sólo necesitamos un arrepentimiento sincero con el propósito de enmienda, y si nos es posible acudir a recibir el Sacramento del Perdón y la Comunión para estar en estado de gracia.

    Pronto nacerá el Hijo de Dios, vivimos un momento de alegría y necesitamos que nuestros enfermos sanen. Rezamos y suplicamos en comunión de los Santos por ello, para que por la intercesión del Beato Tito Brandsma, nuestro Padre en el nombre del Hijo que va a nacer de María, nos conceda lo que pedimos. Amén.

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  2. Hoy celebramos el tercer domingo de Adviento, y por ello las lecturas de hoy no pueden más que hablarnos de ALEGRÍA, de GAUDETE, ante la proximidad de la llegada de Jesús, que vendrá encarnado en un tierno y hermoso bebé y con su nacimiento hará las delicias de todos los cristianos.
    Ya se va acercando el gran momento que llevamos esperando desde el inicio de esta época de Adviento, momento que culminará con el nacimiento de nuestro Mesías. Este Mesías nos traerá un mensaje nuevo que hará cambiar la perspectiva y el prisma desde el que mirar la vida de todo aquel que sepa descubrir la grandeza de su mensaje y el poder salvífico que éste encierra. Este Mesías nos mostrará la grandeza de Dios y de su Reino, Reino que Él viene a instaurar desde su nacimiento.
    Hoy la primera lectura nos está anticipando claramente lo que significará este nacimiento que está a punto de producirse. Este nacimiento supondrá el comienzo de la construcción del Reino de Dios. Con este nacimiento el Mesías se hace hombre para instaurar su Reino, el Reino del AMOR.
    En este Reino de AMOR, todo aquel que lo siga, todo aquel que crea en sus palabras, todo aquel que siga su mensaje empezará a observar con ALEGRÍA cómo su corazón empieza a florecer, cómo su corazón deja de ser un desierto, cómo su corazón deja de estar yermo para convertirse en un corazón que se va llenando de gozo y regocijo:
    “El desierto y el yermo se regocijarán,
    Se alegrará la estepa y florecerá,
    Germinara y florecerá como flor de narciso
    Festejará con gozo y cantos de júbilo”
    Como nos indica la segunda lectura, la llegada del Mesías se acerca, ya estamos a punto de recolectar ese fruto preciado que nosotros, como pacientes labradores, hemos estado esperando durante todo este tiempo de Adviento. Pero para poder recolectar este fruto tan preciado, y para que nuestra recolección sea fecunda, hemos previamente que preparar y labrar nuestras tierras, hemos de preparar y labrar nuestros corazones, para que en ellos pueda germinar esta semilla que nos proporcionen esos frutos.
    “Esperad con paciencia también vosotros, y fortaleced vuestros corazones porque la venida del Señor está cerca”.
    Y cuando Jesús nazca, cuando Jesús venga, veremos sus grandezas tal y como nos indican en el Evangelio de hoy. Sus grandezas no son las grandezas de un rey que habita en palacio, sus grandezas no son las grandezas de un rey que viste con lujos, sus grandezas por el contrario, son las grandezas de un rey que hace ver a los ciegos, andar a los cojos, sanar a los leprosos y resucitar a los muertos. Jesús es un Rey cuya grandeza no está en el lujo de lo material, sino en el lujo del AMOR al más desfavorecido, en el lujo del AMOR al más pequeño e insignificante.
    Y como el Reino de este Dios, que ya está pateando en el útero de su virginal madre para nacer hecho hombre entre todos nosotros es el Reino del AMOR, solicitemos nosotros también con ese mismo amor que Él nos enseña al padre Tito su intercesión para todos nuestros enfermos del blog y para todas sus familias. Que el amor que Jesús enseña anide en nuestros corazones y nos llene de esperanza para no desfallecer ante las adversidades de la enfermedad.

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