sábado, 7 de diciembre de 2019

"Dichosos los que esperan en el Señor"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!

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¿Dejamos vibrar nuestra fe en la hoguera de la esperanza cristiana - teologal - mesiánica, desbordada en la liturgia por boca del profeta Isaias, protagonista en la primera parte del adviento?... ¡¡no lo olvidemos!! la liturgia actualiza, por la fe y la Palabra, los acontecimientos salvíficos en el alma creyente... Las promesas hechas por Dios y ¡¡cumplidas en Jesús!! iluminan los pasos peregrinos del ser humano, buscador de sentido, para abrazar el misterio "irracional" de la vida, con las certezas interiores de que Dios es fiel, y lo dicho en su Palabra, Él lo cumplirá también en nosotros... 

Demos testimonio de esperanza... Seamos obreros en la mies del Señor y mostremos a los perdidos, la senda que conduce al redil, para que la gracia pueda mostrar su eficacia y trasformemos la realidad dejando pasar por nosotros los rasgos de la misericordia... la que podamos ofrecer, por habernos antes dispuesto a recibirla...

Con el salmo 30, la alabanza nos confirma en la fe por nuestro testimonio... ¡¡apóstoles de la esperanza!!, recorriendo el adviento de la vida al eco de la liturgia, guía y maestra en la escuela del vivir de cada día...

"Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. 

 Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.

Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados" (Salmo 146)...

Resultado de imagen de Él sana los corazones destrozados, venda sus heridas.

Recemos pues, unos por otros... Los enfermos del blog, necesitan la fe, que en ella misma lleva la eficacia de hacer lo que pedimos... Miremos al Beato tito, gigante en la fe y prototipo de creyente... empeñó su vida, fiado en la Palabra eterna de Dios, y no quedó defraudado... él nos puede ayudar a dar ese paso firme, decisivo, maduro, sembrando en Dios nuestra esperanza... Recogeremos frutos de consuelo, fortaleza, paciencia, esperanza, mientras vamos de camino y confiamos al cielo la salud de nuestros enfermos, que con tanta confianza no dejamos de implorar...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria …

1 comentario:

  1. “DICHOSOS LOS QUE ESPERAN EN EL SEÑOR”
    Salmo 146

    Qué alegría sentimos los cristianos que alimentamos nuestra alma con la oración, la Palabra y los Sacramentos. Todos nos cambia cuando nos encontramos al Señor y seguimos la senda que nos ilumina el Espíritu Santo. Dios es todopoderoso y su sabiduría infinita, nos protege de todo mal y por su misericordia nos redime del pecado y nos lleva a la vida eterna.

    Su sacrificio en la cruz es un acto de bondad infinita porque todo en Él es infinito y, como os digo muchas veces, no olvidaros que Jesús es Dios, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, capaz de humillarse hasta el extremo del hombre más humilde de la tierra. Esta humildad, por amor a los hombres, en especial por aquellos bienaventurados y desposeídos de la tierra, nos tiene que servir de ejemplo para llevar una vida cristiana que agrade al Señor.

    Todos somos iglesias, y Jesús nos encomendó una misión muy importante, tanto que sin ella difícilmente la Palabra de Dios hubiese transcendido tan profunda y arraigadamente en todos los pueblos y rincones de este mundo. Ya en aquella época, como nos cuenta san Mateos en el evangelio de hoy (Mt 9,35-10, 1.ta.6-8), Jesús se da cuenta, ante la cantidad de seguidores que tenía y de la de enfermos que solicitaban su curación, de la necesidad de que sus discípulos proclamen la Palabra de Dios y que curen a los enfermos, del cuerpo y del alma, y los manda con esos poderes emanados de Dios a recorrer el mundo.

    “Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
    A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
    Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis”

    Sin lugar a dudas, todos los que nos llamamos cristianos, tenemos la obligación de hacer apostolado, para llevar el mensaje de salvación a todos los que no hayan escuchado la Palabra y para aconsejar a aquellos que se hayan apartado del camino de salvación y vida eterna que vuelvan al redil.

    Como cada día, desde hace ya mas de dos años y medio, suplicamos por la salud de nuestros enfermos a nuestro Padre, en el nombre de su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. Pedimos la intercesión del Beato Tito Brandsma, por el amor de María, madre de Dios y nuestra. Amén

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