sábado, 9 de septiembre de 2017

Dar de beber al sediento...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


Caer en la cuenta que hay quienes tienen sed y no tienen agua, es cuestionarnos muchas cosas y quedarnos un "poquito" preocupados... practicar la misericordia es amar... el amor es creativo... tiene iniciativa... aventura recursos... no se centra en los efectos, sino que la causa, impulsa... motiva... actúa...

Estamos hablando de la necesidad más primaria y básica que trae a la vida el ser humano... nos referimos a la sed de agua... hay gente que muere de sed... niños a millares... ¿nos creemos esto? ¿qué provoca esta verdad en nosotros?...


Jesús nos pide que socorramos al pobre... que demos de beber al sediento... primero, agua material... después, seguirá ampliándose nuestra generosidad y podremos llegar a dar y ofrecer "otras aguas" con la que crecerá nuestra fraternidad, conduciéndonos a todos al corazón del Padre común, que sueña un mundo distinto, diferente, con la colaboración de todos... 

Necesitar nosotros, favorece nuestra comprensión y solidaridad... cualquier carencia nos hace sentir vulnerables y todos tenemos algo que mendigar por mucha agua potable que contengan nuestros embalses...


Unamos nuestras manos y miremos al cielo ¡¡pidamos a Dios ayuda!! recordemos a los enfermos del blog... a todos, uno a uno... todos nos damos cita y acudimos a ella cada día, porque nos sabemos, también nosotros, mendigos... sobre todo de la gracia de Dios, que es donde podremos crecer en valores, para enfrentarnos a la Voluntad de Dios sin temores...

Acudimos a la intercesión del Beato Tito y unimos nuestra súplicas en la confianza de que Dios nos escucha y nos atiende, mientras nosotros avanzamos hacia Él, con corazón humilde, firme, y puesto en la confianza de corazón... porque el Señor no defrauda...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.


Padrenuestro – Ave María – Gloria

1 comentario:

  1. ¿Parece imposible, verdad?... ¿A qué cuesta ponerse en la piel de un sediento?... alguna vez hemos visto en una película a alguien perdido en el desierto, casi deshidratado, rojo como una gamba, labios rajados... pero nosotros por aquí, agua, lo que se dice agua, para beber y asearnos, no nos falta. Pero casi todos sabemos, que hay países donde los niños pasan mucha sed y necesidad de agua potable... no solo los niños, las familias completas, los pueblos enteros... pero quedan muy lejos... ¿cómo ayudarles?... todos le daríamos un vaso de agua si estuviésemos allí, incluso una botella, o más aún... ¿pero, qué hacemos?

    Sería muy interesante ponernos en el lugar de esos niños y esas mujeres -casi siempre son ellos- quienes a veces se trasladan kilometros y kilometros, con recipientes improvisados y herrumbrosos, que llenan de un liquido, generalmente amarillento, "que llaman agua", por decirlo de alguna manera. Y eso, si pueden tener acceso a ese liquido poco potable, porque en muchas ocasiones, en sequías intensas, ni siquiera cuentan con eso.

    Pensemos en nuestros hijos, lo que sufrirían, nuestra familia, si viviesen una situación como esa... Dios no lo quiera y nos libre de situaciones así.

    ¡¡Podemos ayudar, claro que sí!! Hay misiones católicas en muchos países que ayudan construyendo pozos y depósitos, enseñan y ponen los medios para potabilizar las aguas obtenidas, facilitan medios de conducción de agua... igualmente hay otras asociaciones ONG que están haciendo una gran labor, así que si no somos capaces, por los motivos que sean, de ayudar en el medio que se producen estas sequías tan grande, si podemos ayudar económicamente en la medida que nuestros medios y conciencia nos permita. Un muy poco para nosotros es un muchísimo para ellos. Es nuestra obligación como cristianos, ni más ni menos que seguidores de Cristo -imitadores no lo olvidemos-, ayudar a los que tienen sed, dar de beber al sediento, facilitarle el acceso a un agua potable en cantidad suficiente para una vida, aunque sea mínimamente, sana.

    Ayer recibí un mensaje, donde se me comunicaba que Presentación, la alicantina por la que pedíamos desde hace unos días, que padece de un Ca. de mama, ha respondido mucho a la primera quimio, con sorpresa de todos, médicos incluidos. Están muy contentos y nos dan las gracias por nuestras oraciones. Nosotros, todos juntos, le damos Gracia a nuestro Beato Tito Brandsma, a la Virgen María- Auxiliadora y Socorro de nuestros enfermos, a la que alabamos y pedimos continuamente su ayuda- y sobre todo, le damos gracias a nuestro Salvador y Redentor, Jesucristo. A Él, como todos los días le rogamos, con humildad de siervos, pero con la insistencia de un hijo que ve padecer a sus hermanos, la salud para todos y cada uno de ellos, los enfermos que han hecho posible e inducido a esta Comunión de los Santos.

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