viernes, 11 de octubre de 2019

"El Señor juzgará el orbe con justicia"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


¿Caben frente a Jesús, actitudes provocativas de doblez, sospecha, segundas intenciones?... pues, hoy mismo, vemos en la liturgia que sí, y sería bueno hacer análisis, de si estamos, también nosotros, a favor o en contra de Jesús, dando crédito a sus palabras, o saltándonos por alto "irónicamente" sus advertencias, muy seguros de nosotros mismos...

El mal nos acecha siempre y la opción por el bien tiene que ser igualmente renovada a cada paso, apoyándonos en la Palabra de Dios, que nos ayude a mantener la dirección por el camino correcto... el pecado también se siente amenazado por la gracia, y atenta contra ella sin control, porque su estructura es el desorden, y ante eso, no hay dique que contenga...

Pongámonos del lado de Cristo y asumamos su mensaje, su Palabra, sus criterios... Cristo es más fuerte que la tentación, nosotros más débiles que ella... unidos a Cristo, en su fuerza podemos la victoria... La liturgia nos acerca la alabanza oportuna, en el salmo 9, para agradecer al Señor su misericordia, siempre dispuesto a perseguir nuestro bien, ayudándonos a vencer cualquier seducción que no incite a caer...

"Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. 

Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.
Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron. 

Dios está sentado por siempre en el trono
que ha colocado para juzgar.
Él juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud" (Salmo 9)...


Acudamos al encuentro con los otros y alumbremos nuestros pasos en la comunión... recemos como cada día unos por otros y pongamos en la vanguardia a los enfermos del blog... todos, uno a uno... también sus familias... acogidos a la intercesión del Beato Tito, miremos al cielo suplicantes, seguros, confiados... Aguardamos con paciencia la hora de Dios en la confianza de que llegará... a su hora... en su momento... todo es para bien de los que aman a Dios... tenemos el mejor garante... podemos descansar en su paz, reconociendo su poder y su misericordia...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria …

4 comentarios:

  1. “EL SEÑOR JUZGARÁ EL ORBE CON JUSTICIA”
    Salmo 9

    No me cabe la menor duda que seremos juzgados, no sólo con justicia, sino, gracias a Dios, con su misericordia. Ninguno entraríamos a formar parte del Reino si el amor que Nuestro Padre nos tiene, y que tantas veces nos ha demostrado a lo largo de la historia del mundo, no fuera un amor paterno y misericordioso.

    Nos guía la Palabra por este camino de la justicia divina, para que no nos sorprenda el momento de la muerte cargado de espíritus malignos que nos sirva de lastre y no podamos cruzar la estrecha puerta del Cielo. Creemos ciegamente en la vida eterna en presencia de Dios, una vida eterna en felicidad plena, por la que merece la pena seguir el mensaje de amor que cristo nos enseñó y por el que dio su vida rodeado de humillaciones y dolor, no olvidemos: siendo Dios.

    Le debemos llegar limpios de alma y corazón, humillados ante su presencia, pidiéndole perdón por nuestras ofensas, pero llenos de amor por la Santísima Trinidad y la Virgen Santísima, que nos esperan con su amor infinito. Recemos, hagamos examen de conciencia, utilicemos el Sacramento del Perdón y la Comunión cuando nos desviemos del camino de salvación por nuestras ofensas a Dios y miremos al Cielo, porque esa día del Juicio final llegará. Yo lo creo así.

    Siempre mirando al Cielo, en comunión de los Santos, llenos de fe y confianza en la voluntad de Dios, le suplicamos con humildad y constancia por la salud de nuestros enfermos. Pedimos la intercesión del Beato Tito Brandsma, que supo darlo todo para llegar al Juicio Final cargado de Gracia. Virgen María, tú que auxilias al mundo con tu amor, condúcenos al Reino. Amén.

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  2. En la liturgia de hoy se nos presenta claramente una ardua dicotomía entre el BIEN y el MAL.

    En la primera lectura y en el salmo el MAL lo encontramos encarnado en aquellos pueblos que desoyen la palabra de Dios y se sumergen en actitudes impías que lo hacen alejarse de Sus enseñanzas.

    En el evangelio, el MAL lo encontramos encarnado en su máximo exponente en la figura de “Belzebú, príncipe de los demonios”, cuya misión es tratar de llenar de espíritus inmundos a todo aquél que muestre su debilidad y no se mantenga firme ante su maligno poder.

    Sin embargo, ante este MAL que asola transversalmente todas las lectura de hoy y nos hace sumergirnos en una atmósfera de desolación

    “Vestíos de luto y haced duelo, sacerdotes; llorad ministros del altar…Día de oscuridad y tiniebla, día de nube y nubarrón como negrura extendida sobre los montes, una horda numerosa y espesa; como ella no hubo jamás”

    nos encontramos con la imagen del BIEN encarnado en la figura de Dios y de su Hijo hecho Hombre.

    Dios hoy se nos presenta como un Dios juez, un juez duro e implacable contra los que no siguen sus designios y se sumergen en una vida alejada de sus mandatos, contra aquellos débiles que en su debilidad permiten que el príncipe del mal deposite en sus cuerpos esos espíritus inmundos que los aleja de Él y de Su Hijo.

    Pero también hoy Dios se nos presenta como un juez justo que recompensa a los que saben obrar con rectitud, premiándolos como un buen padre sabe gratificar al buen hijo.

    Dios hoy es JUEZ, un juez justo y recto que sabe castigar al MAL y premiar al BIEN.

    Mientras leía las lecturas de hoy, mientras atisbaba esta batalla entre el BIEN y el MAL que se desprende de todas ellas, me venían a la mente pasajes del Apocalipsis donde se refleja esta lucha entre el BIEN y el MAL en su grado máximo. El Apocalipsis, donde se nos describe, muchas veces de forma desoladora esta batalla entre el BIEN y el MAL, donde éste último actúa de una forma descarnada y cruel para eliminar de la faz de la tierra todo resquicio de la Obra de Dios y así poder reinar libremente en su mundo de desolación, caos y maldad.

    Sin embargo, por mucho poder que pueda presentar este “Belzebú, este príncipe de los demonios” acompañados de sus guerreros del mal, superior es el poder del Dios Padre y Su Hijo acompañado de sus coro de ángeles. Por eso, porque el poder del BIEN es superior al poder del MAL, Dios finalmente se alza en vencedor de la batalla terminando con el diablo y sus obras.

    “Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago del fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20:10)

    Hoy quisiera unir nuevamente mi oración con la vuestra para que el MAL que sufren nuestros enfermos del blog pueda tener su recompensa y encontrar su sanación. Quiero unir mis plegarias a las vuestras para que el beato Tito pueda interceder por estos enfermos ante Dios nuestro Señor y con su interseción se pueda obrar el BIEN.





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