lunes, 6 de noviembre de 2017

"Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


"Habéis oído que se dijo: "amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo".
 Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen,
 para que seáis hijos de vuestro Padre Celestial,
 que hace salir su sol, sobre malos y buenos,
 y manda la lluvia a justos e injustos" (Mt. 5, 43-45).

Ciertamente Jesús no está hablando para principiantes, aunque lo haga públicamente... ahora el listón queda colocado a una altura que nos rebasa con diferencia... vemos que también en la escuela de este Maestro, el aprendizaje es progresivo... No todos van a entender, ni aceptar, este modo de hablar; ni todos se van a sentir movidos a incorporar, a sus actitudes vitales, estos principios...

El amor al enemigo supera ampliamente el amor al prójimo... sólo unidos a Jesús, podremos en su amor, poner en acto, el mismo amor suyo, proyectándolo al vivir, sin poner condiciones... Será una gracia, gratuitamente recibida, que agradecidos, podremos ofrecer a los demás, sin arrogarse méritos, ni quedar colocados por ello, por encima de los otros... El Reino será entonces real, y el mundo se irá trasformando a pequeñas escalas, pero con notables efectos... Es sin duda, un milagro que lo realiza el Espíritu Santo... Hemos de comenzar por el acto de fe en la Palabra de Jesús... escuchar y creer... los pasos siguientes, son gracia...


Volvamos entonces a buscarnos unos a otros y compartamos la  fe para crecerla... ayudémonos con la oración, preocupándonos unos de otros... pensemos y recordemos a los enfermos del blog... a todos, uno a uno... también a sus familias... miremos al cielo acogiéndonos a la intercesión del Beato Tito, que supo dar alma a esta Palabra de hoy, y vivirla con todas las consecuencias... pidámosle ayuda para no decaer en la confianza...

Pongamos en común nuestras súplicas y avancemos en el camino de la Voluntad de Dios, con el corazón en la paz, aunque no podamos evitar el dolor... Dios es fiel, y Él nos va llevando por sus caminos "más altos que los nuestros" pero seguros... Acojamos el don de su Presencia y avancemos sin miedo...
 "confiando en el Señor no me he desviado"...


Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria …

1 comentario:

  1. "Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen"...

    Seguimos en el camino de la enseñanza que la Palabra nos revela. En este caso es el amor en su máxima expresión, como es amar a nuestros enemigos o rezar por los que nos persiguen, es casi ir en contra de nuestros instintos naturales, en contra de lo que la mayor parte de nuestra existencia se ha considerado normal. Es lo que quiere Jesús de nosotros, lo que nos predica y da ejemplo con el perdón a sus propios verdugos.

    Esto me recuerda a un amigo y su padre que me contaban una anécdota de cuando el primero era pequeño. Resulta que tras hacer una travesura en el colegio, el director del mismo le envío una carta con el alumno a su padre, relatándole los hechos que habían acaecidos. El padre, serio y con bigote, militar de alto rango, sentado en su despacho abrió la carta delante de su hijo, que permanecía de pie muy serio mirándolo. Termina de leerla, garraspea y con dramatismo le lee la carta en voz alta: "Estimado e ilustrísimo Gral.: El motivo de la presente es comunicarle, que su hijo en el día de hoy ha tenido un mal comportamiento por... -y así va describiendo una y otra, cada vez más grave travesura de un niño de 10 años, hasta que al final se despide- ...
    se despide, poniéndose siempre a su servicio, con un afectuoso saludo y un abrazo"...
    - "¿Luis, tienes que decirme algo respecto a esto que dice Don Joaquín.
    Luisito, con la cabeza gacha y un puchero, no sabemos muy bien si de verdadero arrepentimiento o temiendo un severo castigo de la época... sin saber que contestar, le dice: "y encima dice un afectuoso saludo y que te abraza"

    En fin eso es lo que desea el Señor de nosotros, ni mas ni menos que ejerzamos "encima y a pesar de todo" la caridad con nuestros hermanos, nada fácil cuando los consideramos nuestros enemigos o los que nos ofenden. Tomemos ejemplo también de nuestro Beato Tito Brandsma, del que pedimos su intercesión por nuestros enfermos. El perdono a sus verdugos, siguió el ejemplo de Jesús en la Cruz. Con la ayuda de la madre de Jesús, la Santísima Virgen María, le pedimos a su Hijo nos conceda la salud para todos ellos. Amén.

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