miércoles, 21 de julio de 2021

"El Señor les dio pan del cielo"...


Oración escrita por el Beato Tito Brandsma el 12-13 de febrero de 1942 
delante de una estampa de Jesús, en la cárcel de Scheveningen.

Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo -bien lo sé- produce
sufrimiento y exige gran coraje;
mas a tu gloria, en este duro viaje,
sólo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente:
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a ti, Señor, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura,
porque a ti me asemejen redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra:
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia:
¡que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!


La Palabra de Dios es la semilla de la Vida verdadera, que plantada en cada uno de nosotros, es capaz de dar fruto multiplicado y copioso, llenando el mundo de otras semillas que florecerán en paz, justicia, esperanza, solidaridad, fraternidad...

Jesús mismo nos interpreta esta parábola, y deducimos de ello, que la calidad de la tierra, sumada al tiempo, son determinantes para los "efectos" de la cosecha... el fruto, entonces, es proporcionado al cultivo de la tierra, es decir, entre la semilla y el terreno ha de darse una conexión objetiva, activa, que la paciencia de la espera fecunda y germina, abundante y generosamente...

El alma es el espacio donde la Palabra de Dios tiene que ser plantada, cultivada, cuidada, para que esta obra se realice en nosotros y propaguemos el bien, la verdad, la libertad, la paz... el mundo necesita y espera la cosecha abundante de los valores que la gracia siembra cada día, en los hombres y mujeres de buena voluntad, a través de la Palabra de Dios... escuchemos a Dios que habla, creamos en su Palabra y en su misericordia, y permitamos que de nosotros fluya el bien, lo verdadero, lo humano y lo fraterno... Dios lo quiere y nosotros lo necesitamos...

"Tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo una comida a su gusto;
hablaron contra Dios: «¿Podrá Dios
preparar una mesa en el desierto?» 

Pero dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste. 

Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Hizo soplar desde el cielo el Levante,
y dirigió con su fuerza el viento sur. 

Hizo llover carne como una polvareda,
y volátiles como arena del mar;
los hizo caer en mitad del campamento,
alrededor de sus tiendas" (Salmo 77)...


Estamos en el mejor momento de recordar a los enfermos del blog... a todos, uno a uno... también sus familias... Y renovamos nuestra determinación de no bajarnos de la confianza, aunque el terreno que pisamos es movedizo y las sombras de la noche no nos permiten alargar la distancia en nuestra mirada... nos guiamos por la fe, paso a paso, en la certeza de que Dios es fiel y cumple su Palabra... Insistimos, desde la intercesión del Beato Tito, cercanos a su fiesta, en la salud de nuestros enfermos y esperamos el consuelo y la esperanza, para cada corazón que quiere hacer este camino con las armas, que no manejamos nosotros, pero que quien lo hace, es quien más nos quiere...
"confiando en el Señor, no me he desviado"...

Beato Tito, ruega por nosotros...

Señor Dios nuestro amante de la vida y de la libertad, que guiaste a tu siervo Tito a través de la noche oscura del sufrimiento, concediéndole una constancia invicta en las persecuciones. Te doy gracias por haber glorificado en la iglesia a tu humilde siervo el Beato Tito Brandsma; haz que su ejemplo suscite en muchas almas, renovadas interiormente por la fuerza de tu Espíritu, el compromiso de trabajar por la defensa de la Verdad, rehusando a todo compromiso con el error, y así lograr la verdadera libertad de los hijos de Dios. Concédenos la gracia de su canonización y el favor que te pedimos por su intercesión. Amen.

Padrenuestro – Ave María – Gloria